Washington / Oviedo,

Agencias / L. M. S.

El portavoz de la Casa Blanca, Robert Gibbs, dejó ayer meridianamente clara cuál es la fecha en la que Egipto debe iniciar la transición política, para la que el presidente Mubarak se ha dado ocho meses. «Ya es ya. "Ya" no es septiembre. "Ya" llegó ayer (por el martes)», dijo Gibbs después de que el presidente norteamericano, Barack Obama, advirtiera de que el proceso debe comenzar «ahora». «El cambio tiene que llegar a Egipto y tiene que llegar de manera rápida», agregó Gibbs. «Los egipcios no quieren discursos, quieren medidas», insistió el portavoz de la Casa Blanca.

El martes por la noche, Mubarak anunció que no se presentará a la reelección en los comicios previstos para el próximo septiembre, pero se negó a dejar el poder y afirmó que él será quien lidere la «transición pacífica del poder en el marco de la Constitución».

Para España, Mubarak dio «un paso adelante» al anunciar que no optará a un nuevo mandato, aunque la ministra de Exteriores, Trinidad Jiménez, le pidió que emprenda «reformas en profundidad».

Sin embargo, la UE, por boca de su alta representante de Exteriores, Catherine Ashton, le reclamó que responda «a la voluntad de su pueblo», lo «escuche ya» y prepare el camino a unas elecciones «libres y justas». La Comisión Europea demandó al presidente egipcio una transición «ordenada», la misma palabra empleada por Obama.

La revuelta en el país de las pirámides la está viviendo el viceprimer ministro británico, el liberal demócrata Nick Clegg, como algo «increíblemente emocionante». Ayer dijo que le recuerda «mucho a la caída del Muro de Berlín: el poder del pueblo en las calles, en un régimen que hace dos semanas todo el mundo pensaba que era uno de los más estables en la región».