Vigo, Elena OCAMPO

¿Lloran los japoneses? En las imágenes de las televisiones occidentales sobre la tragedia de Japón el drama humano que capturan las cámaras está desprovisto de grandes aspavientos o caras desencajadas, como en Haití o Indonesia. El orden con el que los japoneses se sobreponen a la tragedia, así como el sentimiento de «vergüenza» que les evita llorar en público, es algo que a los nipones se les enseña desde pequeños. Sufrir visiblemente en público podría «aumentar el dolor de la persona a la que aman» o el de la población que les rodea. Por eso tratan de que no aflore. «Respeto y honor» y «colaboración y armonía» son los valores marcados a fuego en la conciencia colectiva de un pueblo que sufre igual, pero por dentro.

Así lo explica el antropólogo Tadashi Yamamoto (Kobe, 1960), profesor de la Universidad japonesa de Tenri. La contención a la hora de expresar sentimientos negativos como la tristeza y el dolor es casi regla de convivencia. «Sentimos lo mismo, aunque no aparezca por fuera», aclara. «Sufrimos igual que ustedes horror y pánico. Gritamos y lloramos cuando ocurre un desastre. Pero lo que nos controla después del incidente es la colectividad» -añade-, «la que funciona para no perturbar más a otros miembros de la comunidad». No quieren ofender a quienes les rodean. De lo contrario, si el individuo se mostrase alterado públicamente, según explica Yamamoto, «sentimos vergüenza y tenemos riesgo de ser excluidos». «Colaboración y armonía, nos guste o no, son los valores preferentes de nuestra colectividad. No reprimimos nuestras emociones, sino que las alejamos de la vida social», resume. Como si se contagiase la mala energía, confirma el experto.

De hecho, en la mitología japonesa los comportamientos que resultan en relaciones positivas con los demás son premiados, mientras que las acciones individualistas o antisociales son condenadas. Exteriorizar el sufrimiento implica cargar de energía negativa a quienes nos quieren o simplemente nos rodean. Por eso no vemos imágenes de muertos ni de sufrimiento retransmitidas por los medios japoneses. «Es nuestra forma cultural -asegura el profesor-, no "ex-presamos" los sentimientos, sino que los "in-presamos"», explica con un juego de palabras. «Los guardamos adentro para mantener el equilibrio o la armonía con los otros, porque en la sociedad japonesa damos más importancia a la colectividad». El profesor asegura que esos valores se inculcan desde la escuela.