El Gobierno reconoce que existe riesgo de represalias del terrorismo yihadista tras la muerte de Bin Laden, y el Estado Mayor de la Defensa ha ordenado extremar las medidas de autoprotección en las zonas de operaciones en las que participan las Fuerzas Armadas españolas, sobre todo en Afganistán y El Líbano, «donde se había elevado recientemente ante la posibilidad del incremento de ataques de la insurgencia contra tropas de ISAF, con la llegada de la primavera».

El vicepresidente Alfredo Pérez Rubalcaba explicó que el peligro de Al Qaeda se debe a que cuenta «con franquicias con una enorme autonomía funcional». Sin embargo consideró que España tiene un nivel antiterrorista alto -nivel 2- que no es conveniente elevar. En este sentido añadió que el país está preparado y no precisa aumentar la alerta.

«España tiene un riesgo evidente y seguramente se tomará alguna medida concreta», dijo Rubalcaba. El Gobierno ha convocado para hoy, en la Moncloa, una reunión al máximo nivel con el fin de evaluar a fondo la situación de riesgo terrorista tras la eliminación de Bin Laden. A la misma asistirán el presidente Zapatero, Rubalcaba y las ministras de Exteriores y Defensa, Trinidad Jiménez y Carme Chacón.

Nada más conocerse la muerte del líder de Al Qaeda a manos de tropas de EE UU, Zapatero envió un mensaje al presidente Barack Obama, en el que en nombre del Gobierno y de la sociedad española le expresa «la satisfacción compartida con el pueblo americano» por el paso «decisivo y determinante» en la lucha contra el terrorismo internacional.

El jefe del Ejecutivo reafirmó que España seguirá «plenamente comprometida en la lucha contra el terrorismo», a la vez que expresó su recuerdo de las víctimas causadas «por unos horribles atentados que nunca abandonarán nuestra memoria».

El líder del PP, Mariano Rajoy, valoró el fin de Bin Laden como un paso muy importante contra el terrorismo, aunque la batalla «no es fácil y será larga», pero «se va a ganar porque es una causa justa». Soraya Sáenz de Santamaría añadió que la operación norteamericana en Pakistán es un «mensaje» para que los yihadistas sepan que «la democracia acabará con ellos, independientemente del tiempo que pase o dónde se escondan», mientras que el portavoz de Exteriores del PP, Gustavo de Arístegui, pidió que no se baje la guardia y que se siga vigilantes, tras la caída del terrorista más sanguinario de la historia.

En nombre del PSOE, Elena Valenciano aplaudió el final del «líder simbólico del terrorismo internacional». Añadió que se trata de una buena noticia y de que Barack Obama «ha hecho justicia a los miles de muertos del 11-S y también a las víctimas españolas del 11-M, a las de Londres, Marruecos, Pakistán, Afganistán, etcétera».

Desde Izquierda Unida, Gaspar Llamazares arremetió contra el «terrorismo de Estado» de EE UU en la muerte Bin Laden y abogó por la retirada de tropas en Afganistán, ya que su permanencia es «un sinsentido». «El fin no justifica los medios», la lucha tiene que ser legal, desde los puntos de vista policial y judicial y no como en este caso, en el que se ha producido una «ejecución extrajudicial» que va contra los criterios de derecho internacional humanos, añadió el político comunista.