Lima, Agencias

La Bolsa de Valores de Lima cerró ayer con una bajada del 12,51%, la mayor pérdida del año, ante la incertidumbre que generó en los operadores la elección del nacionalista de izquierdas Ollanta Humala como nuevo presidente de Perú, según informaron a «Efe» fuentes del parqué limeño. Tras una suspensión de algo más de dos horas -decidida cuando la Bolsa perdía ya un 8,7%-, el regulador decidió echar el cierre dos horas y media antes del horario previsto, para evitar así un desplome sin precedentes.

Hernando Pastor, de la casa de bolsa Kallpa Securities SAB, declaró que los inversores viven momentos de pánico y que el mercado sólo espera que se den señales claras de que se va a continuar con el modelo económico actual. Escrutado el 90,5 por ciento de los votos emitidos en los comicios presidenciales del domingo, Humala (Gana Perú) amplía su ventaja al 51,36% de votos frente a su rival, Keiko Fujimori (Fuerza 2011), que obtiene el 48,63%, según los últimos datos oficiales difundidos anoche. Fujimori ha reconocido su derrota.

La reacción de la Bolsa de Lima ha permitido comprobar que el dinero no se ha creído las promesas hechas por Humala en campaña y renovadas ayer mismo: respetará la economía de mercado y la propiedad privada, así como la independencia del banco emisor y las garantías con las que cuentan los inversores extranjeros.

Estas afirmaciones de Humala son, en buena parte, el resultado del quiebro dado en sus programas -por consejo de sus asesores «lulistas»- para ganarse a la población de centro. Hace cinco años, en 2006, cuando perdió en la segunda vuelta electoral frente al ahora saliente Alan García, Humala era un candidato de acusado perfil chavista, que defendía un modelo de sociedad similar al que ha puesto en pie el venezolano Hugo Chaves.

En cualquier caso, al día siguiente de las elecciones, Perú se encuentra en una situación de elevada incertidumbre, resultado del hundimiento del centro político en la primera vuelta, a la que acudió dividido. Obligados los peruanos a elegir entre Humala y Fujimori, hija del encarcelado dictador, el recuerdo de los «años de plomo» ha servido al primero para imponerse, pero sin convencer al dinero, que impulsaba con todas sus fuerzas la candidatura de la segunda.

A las pocas horas de que el avanzado escrutinio le diera claro ganador, Humala prometió liderar «un Gobierno de concertación y de ancha base» que busque «la integración latinoamericana». Para alcanzarlo, el nacionalista deberá mantener el apoyo de las filas del ex presidente Toledo, que ya se lo dio ante la segunda vuelta.

De ese modo, su futuro Ejecutivo podría contar en el Parlamento con el respaldo de los 47 escaños de Gana Perú y los 21 de Perú Posible, la formación de Toledo. Un total de 68 diputados en una Cámara donde la mayoría absoluta se sitúa en 66 y donde los partidarios de Fujimori sólo cuentan con 37.

Humala lanzó también otro mensaje, dirigido éste a empresarios e inversores: no piensa atacar la economía de mercado. «Vamos a promover más inversiones, vamos a llevar una economía de mercado que es la consolidación, el fortalecimiento del mercado interno».

Humala aprovechó además para reiterar que no tiene ningún compromiso con Chávez, sólo con el pueblo peruano. «No tengo compromiso alguno con ningún grupo económico (...). No me iré a ningún lado; me quedaré en el país con todos ustedes a fin de trabajar para generar oportunidades para todos», dijo.

Las dudas del dinero ante Humala se producen en un país que ha tenido un crecimiento récord en la última década, con tasas medias que rondan el 7% anual y un aumento continuo de la inversión foránea.