Anders Behring Breivik, de 32 años, es el hombre detenido por la Policía como autor de los dos atentados del viernes contra el Gobierno laborista noruego con los que, en poco más de dos horas, dejó tras de sí 92 muertos y entre 10 y 20 desaparecidos. La inmensa mayoría de sus víctimas son menores de edad a los que asesinó en la isla de Utoya después haber sido visto anteriormente en el centro de Oslo, donde la explosión de un coche bomba causó enormes daños en edificios del Ejecutivo.

Ligado a movimientos «fundamentalistas cristianos» y grupos de ultraderecha e «islamófobos», Anders Behring Breivik perteneció entre 1999 y 2003 al Partido del Progreso (FRP), de la derecha populista noruega, y llegó a ser dirigente local de sus juventudes, según confirmó esta formación política, la segunda más importante en las últimas elecciones.

Se trata de un nacionalista radical residente en Oslo, rubio, de ojos claros y 1,90 de estatura, con «opiniones hostiles al islam» y una gran obsesión: el multiculturalismo. Así lo atestiguan sus mensajes ultraderechistas y antimusulmanes colgados en internet que la Policía halló la noche del viernes durante el primer registro en su domicilio.

Autor de numerosas entrada en la la web antiislámica Document.no, donde afirma que la política no consiste ahora en una lucha entre socialismo y capitalismo, sino entre nacionalismo e internacionalismo, en su cuenta de Twitter figura desde el pasado día 17 la frase: «Un hombre con creencias vale más que cien mil que sólo tienen intereses». En su perfil de Facebook asegura ser director de una empresa, dedicada a frutas y verduras, y, desde hace un mes, propietario de una granja cerca de Oslo.

Según las investigaciones policiales, Anders Behring Breivik llevaba meses preparando los atentados. En su casa se han encontrado dos uniformes de Policía y un kilo de explosivos. Ahora se ha descubierto que desde mayo había adquirido hasta seis toneladas de fertilizantes.

La Policía da por hecho que el detenido ha empleado esos productos químicos para preparar el coche bomba que a las tres y veinte de la tarde del viernes devastó el complejo donde el Gobierno tiene sus sedes, causando siete muertos, una quincena de heridos y un número indeterminado de desaparecidos. Su empresa agrícola le sirvió de tapadera para lo levantar sospechas con tantas compras de fertilizantes, según dijo un portavoz de compañía suministradora.

Aunque oficialmente se dice que Anders Behring Breivik actuó en solitario, las investigaciones policiales van dirigidas a destapar qué hay o quien está detrás de estos dos atentados, y a no dejar el menor rastro de duda sobre si el detenido ha contado con la ayuda de más manos ejecutoras. De momento nada ha trascendido sobre el móvil y los cómplices.

No ha pasado desapercibido que la matanza de chicos y chicas entre 14 y 19 años en el campamento haya sido la segunda más letal perpetrada contra centros escolares o grupos de jóvenes en los últimos 20 años. En la isla Utoya Breivik se ha llevado por delante más de 85 vidas, mientras que en el instituto de Columbine hubo 13 asesinatos y dos suicidios, y en la universidad de Virginia, 33 víctimas mortales. Esta masacre noruega sólo es superada por la causada por los terroristas chechenos en la escuela de Beslán, donde hubo 330 muertos, de ellos, 185, niños.

La organización sueca Expo alertó ayer de que Breivik es «más radical» y activo en los ambientes ultras de lo que se ha dicho hasta ahora. La institución líder para la observación de la escena radical de derechas asegura que estaba registrado desde 2009 en el foro «Nordisk», en el que sus 22.000 usuarios discuten temas como «el poder de la raza blanca aria» y estrategias políticas para combatir la democracia.

Si a algo recuerda el doble atentado de Breivik es a la masacre terrorista Oklahoma City perpetrada por el ultraderechista estadounidense Timothy McVeigh el 19 de abril de 1995, que causó 168 muertos y más de 500 heridos al volar un edificio federal.

En cualquier caso, la Policía noruega descarta la pista del terrorismo internacional y busca quién está detrás de un terrorista que se dice admirador de Churchill y del teniente Max Manus (héroe local de la resistencia contra los nazis), amante de los videojuegos «World of warcraft» y «Modern warfare» y lector de Enmanuel Kant y de Adam Smith.