El presidente de Siria, Bachar Al Asad, nombró hoy al jefe del Estado Mayor, el general Daud Ragha, como nuevo ministro de Defensa, al tiempo que intensificó la represión contra los opositores, que ha sido condenada por los países árabes.

Al Asad sustituyó al general Ali Habib Mahmud por Ragha, dentro del proceso de reformas anunciadas por el gobernante para aplacar las demandas de la población, según la agencia de noticias oficial Sana, que justificó la salida de Habib por motivos de salud.

Este gesto, sin embargo, no ha impedido que persista la entrada de tanques y los tiroteos indiscriminados en distintas ciudades del país, tal y como denunciaron grupos opositores y de derechos humanos.

El Observatorio Sirio de DDHH confirmó la muerte de tres civiles en Deraa (sur), entre ellos el activista Maan Awdat, quienes fueron disparados por artillería pesada, mientras que los opositores Comités de Coordinación Local (CCL) añadieron la muerte de tres mujeres en Deir al Zur (noreste).

Según explicó a Efe el portavoz de los Comités Mohamed Al Abdalá, el Ejército sirio entró hoy en la ciudad de Maret Noman, en la provincia norteña de Idlib, bloqueó los accesos a la población y detuvo a un número indeterminado de personas.

Las detenciones se sucedieron en Deir Al Zur, Deraa (sur) y el barrio Kafar Batna -en las afueras de Damasco-, mientras que los tanques rodearon la misma ciudad de Idlib para cortar sus accesos a la población, según Abdalá.

La red opositora Shams también señaló que la ciudad de Haula, en la provincia de Homs (centro), sigue asediada por las tropas.

El Gobierno sirio informó, por su lado, de que el Ejército se ha retirado de la ciudad de Hama, también en el centro, donde en los últimos días se estima que han fallecido decenas de personas tras días de asedio y bombardeos.

Este último movimiento no pudo ser verificado debido al estricto bloqueo informativo que existe en el país desde que a mediados del pasado marzo se iniciaran unas protestas duramente reprimidas por el régimen de Al Asad.

La ofensiva se intensificó a comienzos del mes de ayuno de ramadán, lo que ha llevado a la comunidad internacional a condenar la violencia en Siria.

En ese sentido, el rey de Arabia Saudí, Abdalá ben Abdelaziz, llamó a consultas el domingo por la noche a su embajador en Damasco y criticó la violencia que vive el país desde que comenzaron las protestas el pasado mes de marzo.

Kuwait y Baréin hicieron hoy lo mismo con sus representantes en la capital siria, horas después de que la Liga Árabe abandonase su silencio para pedir a las autoridades sirias el fin inmediato de la violencia.

Jordania, por su lado, calificó la crisis como "inquietante, lamentable y dolorosa".

Esta concatenación de condenas comenzó por la declaración presidencial del Consejo de Seguridad de la ONU el pasado miércoles, un texto que no llegó a ser resolución, con mayores implicaciones jurídicas.

Desde el Líbano, el primer ministro Nayib Mikati condenó los asesinatos de civiles en Siria pero defendió la abstención de su país en el Consejo de Seguridad con vistas a proteger al Líbano de las repercusiones que pueda tener la situación siria.

El Observatorio Sirio para los Derechos Humanos calcula que han fallecido al menos 1.693 civiles y 401 efectivos de las fuerzas de seguridad desde el inicio de la revuelta popular el pasado marzo.