Tokio / Bruselas, Agencias

Estados Unidos ha logrado el apoyo de Japón al embargo petrolero a Irán, pero China e India recelan. La gira por Asia del secretario del Tesoro, Timothy Geithner, concluyó el jueves con el firme respaldo de Tokio a la iniciativa de Washington de incrementar la presión sobre Teherán por su controvertido programa nuclear cerrándole el grifo de la exportación de crudo. Sin embargo, de Pekín, Geithner obtuvo una respuesta mucho más tibia.

En su viaje, Geithner instó a ambas capitales a apoyar las sanciones estadounidenses, que consisten en reducir las importaciones de petróleo del país persa y aislar internacionalmente a su Banco Central.

Después de la reunión en Tokio entre el alto cargo norteamericano y el ministro nipón de Finanzas, Jun Azumi, Japón confirmó su apoyo y anunció que recortará «lo antes posible, y gradualmente», sus importaciones de petróleo procedente de la República Islámica, que suponen un 10% del crudo que adquiere en el exterior, informa «Efe». Azumi subrayó que su país tiene un «absoluto conocimiento» de las medidas estadounidenses y que realizará un esfuerzo por reducir las importaciones de Irán, aunque recalcó también que Japón ya las ha recortado un 40% en los últimos cinco años.

Pese al apoyo mostrado, el comentario de Azumi revela cierta preocupación, ya que su país tiene una enorme dependencia energética del exterior y está obligado, tras el accidente en la planta nuclear de Fukushima, a generar gran parte de la electricidad en centrales térmicas alimentadas por crudo.

La visita de Geithner tenía como objeto exponer los detalles de la ley firmada por Barack Obama el pasado 31 de diciembre. La medida, que prohíbe abrir o mantener operaciones relacionadas con la compraventa de petróleo en EE UU, pretende reducir las ventas iraníes en grandes mercados de países de la UE, de Asia, como China, Japón, Corea del Sur, o la India. Una delegación estadounidense visitará Corea del Sur la semana que viene para buscar también el respaldo de Seúl.

El apoyo asegurado de Japón y el previsible de Seúl contrastan con la tibia respuesta de China, que adquiere casi una tercera parte del petróleo que produce Teherán. Y tampoco Nueva Delhi ha mostrado demasiado interés en secundar la iniciativa de Washington. Al menos, hasta encontrar una alternativa, que, en el caso de India, podría ser comprar más a Arabia Saudí. Es más, es posible que ambos intenten sacar provecho del aislamiento de Irán y llegar a acuerdos con él para seguir comprándole, pero a precios más bajos. Por su parte, la UE planea retrasar seis meses el embargo de crudo iraní para contratos ya firmados.

Entre tanto, la Casa Blanca advirtió al líder supremo iraní, Alí Jamenei, que si ordena el cierre del estrecho de Ormuz, cruzará una «línea roja» y provocará una «respuesta» de las fuerzas estadounidenses.