El ex gobernador de Massachusetts, Mitt Romney, ganó hoy con contundencia las primarias republicanas en Florida y recuperó la iniciativa en una contienda electoral caracterizada hasta ahora por los drásticos altibajos de sus participantes.

Con el 81% de los votos escrutados, Romney se hace con el 47 % de los votos, una ventaja de 15 puntos con respecto a su rival más inmediato, el ex presidente de la Cámara de Representantes Newt Gingrich, que recibe el 32 %.

A gran distancia quedan el ex senador Rick Santorum, que obtiene el 13 % de los sufragios, y el congresista Ron Paul, que debe conformarse con el 7 %.

Un exultante Romney compareció ante sus seguidores para agradecer la victoria y, ya sintiéndose candidato del partido, arremeter contra el presidente de EE.UU., Barack Obama, con el que aspira a batirse el 6 de noviembre.

"Señor presidente, le eligieron para liderar y usted optó por dejarse mandar. Ha llegado el momento de echarse a un lado", afirmó Romney, quien quiso proyectar una imagen ya de mandatario y de candidato de hecho de su partido.

Como ha hecho a lo largo de sus discursos de campaña, Romney arremetió contra el presidente estadounidense asociándolo al Viejo Continente, al afirmar que la Casa Blanca de Obama representa "lo peor de lo que se ha convertido Europa".

El ex gobernador tiene buenas razones para sentirse satisfecho. Las encuestas a pie de urna señalan que batió a Gingrich en prácticamente todos los segmentos de población: mujeres, mayores de cincuenta años e hispanos, que le dieron su voto por gran mayoría.

Gingrich se impuso, por contra, en el noroeste del estado, donde la población es de corte más conservador.

Los resultados representaron un tremendo giro para la campaña electoral con respecto a cómo estaba hace tan sólo diez días. Las primarias de Carolina del Sur dieron la victoria por un margen del 12 % al ex presidente de la Cámara y las encuestas apuntaban al auge de este candidato también en Florida.

Todo un revés para Romney, que tras ganar con claridad en Nuevo Hampshire el día 10 había aspirado a un triunfo en Carolina del Sur y otro en Florida para dar por cerrada la nominación.

Pero a lo largo de los últimos diez días, Gingrich, en lugar de afianzar el terreno, lo fue perdiendo. En parte por la enorme ventaja financiera de Romney, que ha recaudado mucho más dinero que su rival y ha podido gastar en el estado sureño diez veces más que él.

Pero también por la agresividad del ex gobernador en los dos debates celebrados en el estado, en los que puso a su rival a la defensiva.

Y a una serie de anuncios negativos contra Gingrich, en respuesta a la táctica que el ex presidente de la Cámara había utilizado con éxito contra él en Carolina del Sur.

Quizá pesó también en el ánimo de los votantes de este estado, mucho más representativo de todo el país que los que previamente se pronunciaron, las encuestas que indicaban que Obama tendría más problemas para derrotar en las urnas a Romney que a Gingrich.

El gran desafío ahora para Romney será mantener su victoria de hoy en los próximos comicios. Su rival, por su parte, ha indicado que no se rinde y habrá batalla para rato.

La siguiente cita tendrá lugar en Nevada el sábado, cuando este estado celebrará sus "caucus" o asambleas populares.

A primera vista, el ex gobernador no lo tendrá fácil: Uno de los principales simpatizantes de Gingrich es un magnate de los casinos de Las Vegas, y la corriente conservadora Tea Party, que se inclina por el ex presidente de la Cámara, tiene gran peso en el estado.

Tras Nevada vendrán casi de inmediato Colorado, Minesota y Misuri.

Hasta el momento, y tras su victoria de hoy, que le da 50 delegados, Romney suma ya 84 representantes para la convención republicana de Tampa (Florida) que en agosto designará oficialmente al candidato del partido.

Gingrich suma 27, mientras que Santorum alcanza diez y Paul tiene hasta el momento ocho. Son necesarios 1.144 para lograr la candidatura.