Fort Mead (EE UU) / Oviedo,

Efe / L. M. S.

El soldado Bradley Manning, acusado de filtrar miles de documentos secretos a Wikileaks, acudió ayer a la base de Fort Mead, a las afueras de Washington, a escuchar los cargos que se le imputan, en una vista que marca el comienzo del consejo de guerra que le espera al militar estadounidense y que podría retrasarse hasta junio. De momento, Manning evitó declararse culpable o inocente.

A Manning se le considera responsable de la filtración de cientos de miles de documentos secretos de las guerras de Afganistán e Irak, así como del Departamento de Estado -los famosos cables diplomáticos- y el campo de prisioneros de Guantánamo (Cuba).

El soldado, de 24 años, se presentó ante la juez militar, la coronel Denise Lind, en traje de servicio. En cambio, en la audiencia preliminar, celebrada el pasado mes de diciembre, y también en Fort Mead, en el Estado de Maryland, acudió a escuchar los argumentos de la acusación en uniforme de trabajo.

En total, el soldado al que el Pentágono cree el único responsable de la masiva filtración de documentos -sin precedentes en la historia- debe hacer frente a 22 cargos, entre ellos el de «ayuda al enemigo» (alta traición), que podría acarrearle la pena de muerte.

Además, está acusado de robo de bienes públicos y documentos, difusión de información relativa a la defensa y violación del reglamento del programa de seguridad de información de las Fuerzas Armadas. La fiscalía ha descartado pedir para Bradley Manning la pena capital, si bien podría sentenciársele a cadena perpetua. Su abogado ha pedido que se le condene a una pena que no exceda de los 30 años de cárcel y ha basado su estrategia de defensa en que el militar padece trastornos mentales.

El soldado trabajó como analista de información en Irak desde el mes de octubre de 2009 hasta su arresto, en mayo de 2010, cuando un informante del Departamento de Defensa, el pirata informático «reformado» Adrian Lamo, le delató.

En la audiencia preliminar que se celebró el pasado diciembre, los fiscales del Pentágono presentaron testimonios y pruebas informáticas que, en su opinión, demuestran que Manning hizo llegar hasta 700.000 documentos clasificados a la web de filtraciones fundada por el ex «hacker» australiano Julian Assange, al que Suecia reclama por delitos sexuales.

Ayer, en la primera audiencia del proceso, Manning evitó declararse culpable o inocente, y su abogado pidió «postergar» la declaración del soldado, en lo que podría constituir una maniobra para tratar de rebajar la pena del acusado.

Manning escuchó en silencio los cargos, sentado junto a su defensor, y, tras su lectura, la juez Lind le preguntó si quería continuar con la defensa actual, compuesta por un abogado civil y dos militares, o cambiar a un abogado militar, pero seguirá con su actual equipo.

El acusado tenía también la opción de proponer cómo quería ser juzgado: por un juez, que tiene potestad de decidir si es culpable o inocente, por un panel de oficiales, o por otro en el que un tercio de los designados para ese jurado sean reclutas, como Manning. Pero el soldado también declinó hacerlo.

Asimismo, quedó pendiente de decisión la fecha del juicio, que podría incluso retrasarse hasta agosto.