Teherán / Washington,

Agencias

Irán celebró ayer sus novenos comicios legislativos desde el triunfo de la Revolución Islámica en 1979 en medio de una fuerte lucha interna por el poder y un torbellino de amenazas y sanciones internacionales por su programa nuclear. La jornada electoral, que se inició a las ocho de la mañana hora local (05.30 en España) y que debía haber acabado diez horas más tarde, se amplió cuatro veces debido, según el Ministerio del Interior, a la participación masiva.

Descartados como candidatos los reformistas -tras las protestas que siguieron a la reelección en 2009 del presidente Ahmadineyad-, ayer se enfrentaron el sector más radical, agrupado en torno al líder supremo, el ayatolá Ali Jamenei, y el más moderado de Ahmadineyad, en un ambiente de confrontación con el exterior debido a las sanciones económicas de EE UU y la UE y las amenazas de ataques de Washington y Tel Aviv.

A este respecto, el presidente estadounidense, Barack Obama, advirtió de que un ataque israelí contra las instalaciones nucleares iraníes presentaría al país ante la opinión pública como una víctima de la situación, lo que, a su entender, serviría sólo como elemento de distracción.

Obama ofreció una larga entrevista a la revista «The Atlantic» como prólogo a la llegada, el lunes, del primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, a EE UU. «Creo que los gobiernos de Irán y de Israel deben entender que cuando Estados Unidos dice que es inaceptable que Irán consiga la bomba atómica, sabemos lo que decimos», añadió Obama, quien remachó: «No voy de farol».