Trípoli, Agencias

El presidente del Consejo Nacional de Transición (CNT) libio, Mustafa Abdulyalil, advirtió ayer a los dirigentes políticos y tribales que el martes anunciaron en Bengasi (este) la creación de una región semiautónoma en la Cirenaica -la región más rica en petróleo- de que usará la fuerza para evitar la separación del país. «Como Consejo Nacional de Transición estamos preparados para el diálogo, sin marginar a nadie ni traicionar a nadie; pero Libia es y será una unidad indivisible, aunque sea por la fuerza», dijo Abdulyalil en Trípoli.

Para Abdulyalil, originario de Bengasi, la autonomía de la Cirenaica forma parte de un «complot financiado desde el extranjero» y pone en riesgo la unidad de Libia. No obstante, admitió que esta llamada al federalismo era un «hecho esperado» debido a que la región lleva un año disfrutando de su independencia y «el CNT y el Gobierno Transitorio han avanzado muy lentamente para facilitar las cuestiones administrativas».

Tras el triunfo del levantamiento armado contra Gadafi, el pasado 20 de octubre, e incluso antes, comenzaron a hacerse patentes dos ejes de confrontación en Libia: uno político-militar y otro regional. Por un lado, comenzó un pulso entre el nuevo poder central encarnado por el débil CNT y las milicias rebeldes, que en buena parte siguen sin haberse desarmado, y por otro lado un choque entre las principales ciudades y regiones del país, especialmente Trípoli, Misrata y Bengasi. Libia, país tribal de escasa consistencia nacional, se compone de dos grandes regiones: Tripolitania y Cirenaica.

La airada reacción de los dirigentes de Trípoli se produce al día siguiente de que alrededor de 3.000 líderes tribales y políticos anunciaran en Bengasi, la principal ciudad del este de Libia, la creación de la «región federal unionista» de la Cirenaica (Barka, en árabe). Los líderes tribales exigen el control autónomo de casi todas las áreas de actividad, con la excepción de la Defensa y las Relaciones Exteriores.

Mientras, en Washington, el presidente Obama se reunió con el primer ministro libio, Abderrahim al Kib, a quien pidió, en la primera entrevista entre ambos líderes, que se mantengan los planes de celebrar elecciones transparentes y abiertas antes del próximo 23 de junio.