El Tribunal de Apelación de Salé, cercano a Rabat, condenó hoy a muerte a los dos principales autores del atentado del Café Argana de Marraquech, que el pasado 28 de abril causó 17 muertos (14 de ellos extranjeros) y una veintena de heridos.

Con este veredicto se endurecen las penas, ya que el 28 de octubre el Tribunal de Primera Instancia de la misma ciudad condenó a Adel Otmani a muerte, mientras que a su cómplice Hakim Dah a cadena perpetua.

Además, a uno de los nueve acusados se le mantuvo la pena de dos años de cárcel, mientras que a los otros seis -condenados en primera instancia a entre cuatro y dos años de prisión- se les endureció la condena a 10 años de cárcel.

Entre éstos se encuentra Mohamed Nayimi que estaba en libertad condicional y a quien el juez ordenó que se le detenga de forma inmediata.

Otmani y Dah pasan a engrosar la lista de los 105 condenados a muerte que quedan en las cárceles marroquíes, aunque es improbable que sean ejecutados, pues la última ejecución en el país data de 1993.

La implicación de Otmani, de 26 años y con antecedentes en emigración clandestina, quedó probada en octubre con la ayuda de pruebas como el chip de su teléfono móvil que usó para detonar la bomba en el café o su confesión al ser capturado, aunque él aseguró entonces asegurado que esta confesión le fue arrancada bajo tortura.

"Estoy contenta", declaró a Efe la hermana de una de las víctimas en el atentado.

Antes de que el juez pronunciase el veredicto, la policía se vio obligada a formar una barrera humana para separar a las familias de las víctimas y de los acusados.

Durante la audiencia de hoy, los implicados se declararon inocentes, lamentaron lo ocurrido y aseguraron que se trata de "un proceso prefabricado".

En las audiencias celebradas durante toda esta semana, la defensa reivindicó la inocencia de los acusados, mientras que el fiscal general pidió confirmar la pena de muerte y la cadena perpetua para los dos acusados principales y endurecer las sentencias del resto.

El atentado de Marraquech se produjo en la Plaza de Yemaa al Fná, corazón turístico de la ciudad y del país, y segó la vida de 11 franceses, 3 suizos y 3 marroquíes.