Bamako, Efe

El capitán Amadu Haya Sanogo, jefe de los golpistas que han depuesto al presidente de Malí, Amadu Tumani Turé, aseguró ayer que no piensa eternizarse en el poder, aunque su «misión» es la de «salvar a la nación» y se ha propuesto concluirla.

Durante una entrevista concedida a la agencia «Efe» en el cuartel de Katti, cercano a Bamako y donde comenzó la sublevación, el capitán Sanogo sostuvo que la ruptura constitucional era «necesaria» y que su voluntad es la de entregar el poder a un gobierno formado «después de realizar consultas con todas las fuerzas vivas del país».

«No nos vamos a eternizar en el poder. Estamos aquí para llevar a cabo un cambio después de diez años de hundimiento de país», añadió. En otra entrevista, ésta con la cadena de televisión privada maliense Africable, el jefe de los golpistas fue algo más explícito: «Devolveré el poder en tres, seis o nueve meses, después de mi misión».

Sanogo sostuvo que no había muchas posibilidades de diálogo con los dirigentes de Malí y que, por esta razón, «los altos mandos del Ejército optaron por la vía de las armas». «Nos hemos asignado la misión de reformar el Estado porque todo va mal. No hay seguridad, el sistema de educación es deficiente y las condiciones de vida son extremadamente difíciles», se quejó.

El jefe del autoproclamado Comité Nacional para el restablecimiento de la Democracia y la restauración del Estado aseguró que fue la situación general del país lo que motivó la asonada y no «la gestión de la crisis en el norte de Malí», escenario de la revuelta de los tuareg, que ayer aprovecharon para avanzar posiciones en la región, zona de influencia de Al Qaeda.

Sanogo se negó a hablar sobre la suerte del ex presidente Turé y el lugar donde supuestamente está custodiado, aunque sí reconoció que los ministros del anterior Ejecutivo «están detenidos».