México

Benedicto XVI se despidió ayer de México y emprendió viaje a Cuba. Antes de hacerlo, sin embargo, pidió a los mexicanos que no se dejen «amedrentar por las fuerzas del mal» y que hagan un «esfuerzo solidario» por «una vida digna, justa y en paz para todos».

El Papa concluyó su visita pastoral de tres días a México con una ceremonia de despedida en el aeropuerto internacional de El Bajío, a las afueras de la localidad central de Silao, encabezada por el presidente del país, Felipe Calderón.

El Pontífice volvió a exhortar «al pueblo mexicano a ser fiel a sí mismo» y a «ser valiente y trabajar para que la savia de sus propias raíces cristianas haga florecer su presente y su futuro», tras ser «testigo de gestos de preocupación por diversos aspectos de la vida, unos de más reciente relieve y otros que provienen de más atrás, y que tantos desgarros siguen causando».

Alentó a «no ceder a la mentalidad utilitarista, que termina siempre sacrificando a los más débiles e indefensos».

Para los católicos, agregó el Papa, «esta contribución al bien común es también una exigencia».