La Habana, Juan LARA

El Papa Benedicto XVI dijo ayer en La Habana que «Cuba y el mundo necesitan cambios» y exigió mayor libertad religiosa en el país caribeño para que la Iglesia católica amplíe su labor social. Además, también previno contra quienes se encierran «en su verdad», «intentando imponerla a los demás», en alusión al régimen castrista.

Ante cientos de miles de personas reunidas en la plaza de la Revolución de La Habana, lugar de los grandes acontecimientos relacionados con la revolución comunista cubana, el Pontífice ofició una misa en la que reivindicó la dignidad inviolable del ser humano.

A la misa asistió el presidente cubano, Raúl Castro, vestido con una guayabera blanca, que ocupó la primera fila. Una imagen de la Virgen de la Caridad del Cobre, patrona de Cuba, presidió la misa.

«Cuba y el mundo necesitan cambios, pero éstos sólo se darán si cada uno está en condiciones de preguntarse por la verdad y se decide a tomar el camino del amor, sembrando reconciliación y fraternidad», afirmó el Papa.

Esas palabras recordaron las pronunciadas hace 14 años por Juan Pablo II, cuando visitó la isla y dijo la ya famosa frase: «Que Cuba se abra al mundo y el mundo a Cuba».

Respecto a la necesidad de cambios, hace dos días, a su llegada a Santiago de Cuba, y ante Raúl Castro, el Pontífice pidió a los cubanos que luchen por una sociedad «abierta y renovada» y les exhortó a la reconciliación, a la vez que se mostró convencido de que Cuba «mira ya al futuro». En ese mismo discurso condenó con firmeza el capitalismo salvaje, «que ha dejado al hombre -dijo- desprotegido frente a ciertos poderes que no tienen en cuenta el bien auténtico de las personas y las familias».

Benedicto XVI reclamó ayer también mayor libertad religiosa en Cuba para que la Iglesia ejerza su labor plenamente.

«Es de reconocer con alegría que en Cuba se han ido dando pasos para que la Iglesia lleve a cabo su misión insoslayable de expresar pública y abiertamente su fe. Sin embargo, es preciso seguir adelante», agregó.

El Papa Ratzinger aseguró que cuando la Iglesia pone de relieve el derecho a la libertad religiosa «no está reclamando privilegio alguno», sino que pretende ser «sólo fiel al mandato de Cristo, sabedora de que donde Cristo se hace presente el hombre crece en humanidad y encuentra su consistencia».

El texto del evangelio de ayer, de Juan, decía: «La verdad os hará libres», y Benedicto XVI afirmó que Cristo es el «único» que puede mostrar la verdad y dar la genuina libertad. Sin embargo, añadió, «muchos prefieren los atajos e intentan eludir esta tarea» y que esa actitud, «como en el caso del escepticismo y el relativismo, produce un cambio en el corazón, haciéndolos fríos, vacilantes, distantes de los demás y encerrados en sí mismos».

El Papa advirtió de que hay muchos que interpretan mal esa búsqueda de la verdad, «llevándolos a la irracionalidad y al fanatismo, encerrándose en su verdad e intentando imponerla a los demás».

Benedicto XVI puso fin ayer a su visita a Cuba, pero antes estaba previsto que se reuniera con Fidel Castro, quien, el martes, dijo que «gustosamente» se entrevistaría con él.