Buenos Aires / Londres,

Agencias

Grupos radicales se enfrentaron ayer a la Policía frente a la Embajada británica en Buenos Aires, con ocasión del 30.º aniversario del inicio de la guerra que enfrentó a Argentina y el Reino Unido por la soberanía de las islas Malvinas. Según medios locales, los disturbios se iniciaron cuando radicales que participaban en una marcha de protesta contra el Reino Unido arrojaron piedras y cócteles molotov a las fuerzas de seguridad que custodiaban la Embajada británica.

Un fuerte dispositivo policial repelió la agresión con camiones de agua, pelotas de goma y gases lacrimógenos. Los medios locales citaban anoche varios agentes heridos, aunque fuentes oficiales no habían confirmado aún si hubo daños materiales o personales.

La guerra de las Malvinas se desencadenó el 2 de abril de 1982 cuando la dictadura militar argentina (1976-1983) decidió, en una huida hacia adelante para compensar su progresivo agotamiento, invadir las islas, de soberanía británica, provocando una respuesta militar abierta del Reino Unido, gobernado por la conservadora Margaret Thatcher. Tras el desembarco del 2 de abril, comandado por el general de origen asturiano Benjamín Menéndez, las hostilidades se prolongaron hasta la rendición argentina, que llegó el 14 de junio. El coste en vidas fue de 649 militares argentinos, 255 británicos y 3 civiles isleños.

Treinta años después, las relaciones bilaterales siguen siendo tensas, y en las últimas semanas han empeorado con la ofensiva diplomática lanzada por el Gobierno de Cristina Fernández de Kirchner para recuperar la soberanía del archipiélago y obstaculizar las relaciones económicas entre Reino Unido y algunos países latinoamericanos.

Un nuevo conflicto militar es visto como altamente improbable, pero la actual disputa podría poner en peligro los esfuerzos británicos para estrechar vínculos económicos y comerciales con países como Brasil.

Una de las causas profundas del actual empeoramiento de relaciones es el descubrimiento de petróleo frente a las Malvinas. Argentina ha amenazado con demandar a las empresas involucradas en los trabajos de exploración de yacimientos y con denunciar ante la ONU una «militarización» del Atlántico Sur por parte de Londres.

Con motivo de los actos conmemorativos de ayer, la presidenta Fernández de Kirchner, que rindió honores a los caídos, dejó claro que el intento de tomar por la fuerza ese archipiélago fue una idea del régimen militar y no «del pueblo argentino». La mandataria pidió a Londres y a la comunidad internacional que quiten «el telón» en torno a aquel conflicto con el que se ha hecho creer, sostuvo, que «aquella decisión fue del pueblo argentino».

La presidenta se refirió a las declaraciones hechas ayer mismo por el primer ministro británico, David Cameron, quien aseguró que con la toma de las Malvinas por Argentina «se había atacado la libertad de los isleños».

Cameron aseguró que Londres «reparó el profundo error» que supuso la invasión y añadió que Buenos Aires pretendía robar a los isleños su libertad y su forma de vida. El primer ministro volvió a defender que serán los malvinenses quienes determinen su propio futuro, es decir, si quieren permanecer asociados a Reino Unido o pasar a depender de Argentina. En estos últimos 30 años, la población del archipiélago se ha duplicado -ahora alcanza los 3.000 habitantes- y su producto interior bruto ha pasado del equivalente a seis millones de euros en 1980 a más de 120 millones en la actualidad.

Por otra parte, el almirante John Woodward, comandante de las fuerzas británicas en la guerra, generó una polémica al afirmar que los recortes en los gastos de Defensa impedirían hoy a Londres repetir una acción como la de 1982.