El ultraderechista noruego Anders Breivik, autor confeso de la matanza de 77 personas en Oslo y en la isla de Utoya, perpetrada el pasado mes de julio, ha declarado este jueves ante el tribunal que llegó a encerrarse un año entero con juegos de ordenador, a los que dedicaba hasta 16 horas al día, con el objetivo de preparar los ataques.

Breivik explicó a la sala que había pasado "mucho tiempo" jugando al Modern Warfare, un juego individual de simulación de disparos, y un año entero pegado al World of Warcraft, un juego de rol para muchos jugadores que cuenta con más de diez millones de suscriptores.

"Realmente no me gustan estos juegos, pero son buenos si lo que quieres un simulador para entrenarte", declaró. El ultraderechista --que llegó a jugar 17 horas seguidas con el Modern Warfare, entre la Noche Vieja y el Año Nuevo de 2010-2011-- explicó que se sirvió de estos juegos para simular la respuesta de la Policía y las estrategias de huida.

Cuando adquirió las armas para perpetrar la matanza, las bautizó con nombres procedentes de la mitología nórdica, relató ante la sala. "Al fusil lo llamé 'Gungnir', el nombre de la lanza mágica de Odín, que regresa después de dispararla. Y a la pistola 'Glock' la llamé 'Mjoelnir', el martillo del dios guerrero Thor", explicó. Los nombres fueron grabados en las armas con escritura rúnica, agregó.

Mientras estaba encerrado con los juegos de ordenador, se apartó de sus amigos, explicó Breivik, para quien las relaciones personales no eran una prioridad. En 2006, se trasladó a vivir con su madre para ahorrar dinero y durante ese tiempo apenas interrumpió sus partidas con el World of Warcraft, pese a las protestas de la mujer.

"Por supuesto, no le dije que me tomaba un año sabático para saltarme por los aires cinco años más tarde", declaró ante el tribunal. "Durante ese año puede que jugara 16 horas al día", prosiguió. "Estuve un año entero solo jugando, jugando y durmiendo, jugando y durmiendo, yo tenía un sueño y quería cumplirlo", manifestó.

El juicio a Breivik, cuya duración prevista es de diez semanas, deberá servir para determinar el grado de salud mental del procesado y, en consecuencia, si deberá ser encarcelado o ingresado en un centro psiquiátrico.