El resultado del combate que librarán en las urnas el 6 de mayo el socialista François Hollande y el conservador Nicolas Sarkozy, primero y segundo en la primera vuelta de las elecciones presidenciales, aparece hoy en Francia, en cierto modo, rehén del sentido del voto de la ultraderecha.

El ascenso electoral ayer del Frente Nacional (FN) de Marine Le Pen, hasta máximos nunca vistos y que ni alcanzó su padre, Jean-Marie, no le evita su exclusión de la elección presidencial, pero es un auténtico "aguafiestas" para los candidatos al Elíseo.

Los resultados oficiales definitivos anunciados hoy por el Ministerio francés del Interior confirmaron los provisionales de la noche electoral: 28,63 % para Hollande, 27,18 % para Sarkozy y 17,90 % para Le Pen, con una abstención del 20,53 %.

A los tres les siguen el candidato de la izquierda Jean-Luc Mélenchon, con un 11,1 %, y el centrista François Bayrou, con un 9,13 %.

El resto de los candidatos, hasta los diez que en total se presentaron a la primera vuelta de los comicios, queda por debajo del 5 % de los votos.

El margen obtenido finalmente por Hollande sobre Sarkozy es de solo un 1,45 %, lejos de los pronósticos de los sondeos publicados antes de los comicios, que preveían una distancia mayor entre ambos y un paso holgado del socialista a la segunda y definitiva vuelta electoral.

Hoy el todavía presidente francés y candidato a la reelección, Sarkozy, aseguró que ha "escuchado" el "voto de sufrimiento" de los electores del FN.

"Es un voto de sufrimiento (...) Yo les digo: 'os he escuchado'", dijo Sarkozy, en un indicio inequívoco de que pretende recuperar para su campo el máximo de votos que fueron en primera ronda al partido de la ultraderecha.

Hollande, confiado por su estrecho margen sobre Sarkozy, se mostró hoy más seguro de alcanzar la victoria en segunda vuelta y afirmó en París que se dan "las condiciones" para convertirse en jefe del Estado.

"Sabremos si hemos ganado el 6 de mayo, pero ayer hubo un hecho importante. Acabé en cabeza y superé en 1,5 puntos al presidente saliente. El total de votos de la izquierda, que se han colocado detrás de mi candidatura, nos permite pensar que se dan las condiciones de la victoria", aseguró.

Desde el lado socialista se destacaba sobre todo, como hizo hoy la primera secretaria del partido, Martine Aubry, que "es la primera vez que un candidato supera al presidente saliente".

Y el responsable de campaña de Hollande, Pierre Moscovici, adelantó que el aspirante socialista "no se dejará intimidar" por lo que adivina serán días de duro enfrentamiento dialéctico entre los dos candidatos que se disputarán la presidencia francesa en dos semanas.

La tercera en discordia, Marine Le Pen, no ocultaba todavía hoy su satisfacción por los resultados obtenidos en primera ronda, incluso ya mira más allá de la votación del 6 de mayo y calificó de "tercera vuelta" los comicios legislativos previstos para el mes de junio.

La renovación prevista del Legislativo completa el cambio de dos de las instituciones principales de la República, la Jefatura del Estado y las Cámaras y, dado que en la primera partida Le Pen no tiene opciones, su apuesta es ya claramente confirmar su ascenso, consolidarlo y traducirlo en escaños.

Sobre el fondo de crisis económica que ha dominado la campaña y con propuestas en las que Hollande y Sarkozy finalmente se aproximaron más de lo que permitían predecir sus respectivos orígenes, la Bolsa de París reaccionaba con pérdidas superiores al 2 % a primera hora de la tarde.

La incertidumbre económica, ciertamente detrás de la inquietud del mercado parisino, coincidió hoy con la que plantea desconocer claramente quién puede ser el nuevo presidente de Francia.

Algo que no parece preocupar en exceso a la canciller federal alemana, Angela Merkel, quien, aunque desde Berlín aseguró que mantiene su apoyo a Sarkozy, también agregó que estará dispuesta a colaborar con su sucesor si se llama François Hollande.