Siria vivió ayer una nueva jornada de violencia en la que perecieron al menos 70 personas, entre ellas 12 menores, la mayoría en las castigadas provincias del norte y centro del país, según grupos opositores. Por su parte, el rebelde Ejército Libre Sirio (ELS), en su mayoría compuesto por soldados desertores, anunció un cambio de estrategia, consistente en no enfrentarse directamente con las fuerzas del régimen. La nueva táctica consiste en que cuando las tropas gubernamentales entran en una ciudad, los rebeldes se retirarán para ubicarse rápido en otras zonas desde donde pueden dirigir ataques esporádicos contra el Ejército sirio.