Seúl, Agencias

La II Cumbre de Seguridad Nuclear comenzó ayer en Seúl con la presencia de más de cincuenta líderes mundiales, mensajes de advertencia a Corea del Norte e Irán en las reuniones bilaterales previas y la propuesta de EE UU a Rusia de nuevas reducciones de armas atómicas (ver información adjunta). El objetivo principal de los reunidos es reforzar el control sobre el material atómico existente en el mundo y prevenir el terrorismo nuclear.

La cuestión que más reuniones y declaraciones provocó en las horas inmediatas a la apertura de la cumbre fue la intención de Corea del Norte de poner un satélite en órbita a mediados de abril, iniciativa que sus vecinos consideran una simple excusa para probar un misil de largo alcance.

EE UU desarrolló en unas pocas horas una amplia ofensiva diplomática para evitar que Corea consume su amenaza. Para Washington, el lanzamiento imposibilitaría el cumplimiento del acuerdo bilateral alcanzado el pasado febrero por el cual EE UU suministrará 240.000 toneladas de alimentos a cambio del compromiso de Pyongyang de poner fin a sus pruebas nucleares y de misiles de largo alcance.

El momento clave de la ofensiva de EE UU fue una reunión de 90 minutos del presidente Obama con el presidente de China, Hu Jintao, país que es el principal aliado del régimen de Pyongyang. Obama instó a Hu a ejercer su influencia sobre Corea del Norte y disuadir a sus líderes de efectuar el lanzamiento.

Hu, según fuentes de EE UU, expresó su «gran inquietud» por la amenaza y ambas partes «acordaron coordinarse muy de cerca». Con anterioridad, el líder chino había expresado, durante una reunión bilateral con el presidente de Corea del Sur, Lee Myung-Bak, su determinación de disuadir a los dirigentes norcoreanos. Con todo, estas buenas intenciones son insuficientes a ojos de EE UU, que considera que China debe plantearse adoptar medidas de presión adicionales.

Obama también se dirigió directamente a los dirigentes norcoreanos, a los que en un discurso en Seúl les pidió «tener la valentía de buscar la paz» y dar una nueva vida a los ciudadanos de Corea del Norte, renunciando al desarrollo de armamento nuclear. Obama advirtió de que no tiene intenciones hostiles hacia Pyongyang, pero precisó que «no habrá recompensas para las provocaciones».

Otros vecinos de Corea también se expresaron con claridad, en particular Corea del Sur, cuyo Ministerio de Defensa hizo saber que planea desplegar dos navíos destructores en la costa oeste del país con capacidad para derribar el satélite en el caso de que éste modifique su trayectoria inicial.