Seúl / Washington, Agencias

Corea del Norte anunció ayer, en medio de la actual escalada de tensión en la península coreana, el corte de la única línea de comunicación militar que mantenía con el Sur, que sirve para gestionar el acceso al complejo industrial común de Kaesong. «A partir de ahora, se cortarán las comunicaciones militares entre el Norte y el Sur», aseguró la agencia estatal norcoreana KCNA.

Según el despacho, que cita altas fuentes militares, Pyongyang explicó vía telefónica a su contraparte surcoreana que «en una situación en la que una guerra puede estallar en cualquier momento, no hay necesidad de mantener las comunicaciones militares» entre ambos países. El oficial puntualizó que la línea permanecerá desconectada mientras Corea del Sur «continúe con sus anacrónicos actos hostiles», en referencia a los ejercicios militares «Foal Eagle» que Seúl y Washington realizan estos días en territorio surcoreano.

Por su parte, Seúl no pudo confirmar si la línea estaba realmente cortada o no, ya que por ella sólo se lleva a cabo un contacto diario a las 08.00 hora local (medianoche del día anterior en España). Cada día, a esa hora, Seúl notifica a Pyongyang cuántos vehículos y personas surcoreanos cruzarán la frontera para acceder a Kaesong, proyecto conjunto en el que empresas del Sur fabrican productos en territorio norcoreano aprovechando el bajo coste de la mano de obra local. De confirmarse hoy el corte de la línea, este afectaría, pues, al funcionamiento del polígono industrial, único símbolo desde hace una década de la cooperación entre las dos Coreas.

El pasado 11 de marzo, Corea del Norte cortó la línea de comunicación civil con el Sur, después de que Seúl y Washington iniciaran otro ejercicio militar, el «Key Resolve», lo que dejó la línea militar como única vía de contacto. Ambos cortes se enmarcan en la campaña de amenazas belicistas diarias que Corea del Norte dirige al Sur y a EE UU desde que el pasado día 7 la ONU anunciara nuevas sanciones al régimen de Kim Jong-un por su prueba nuclear de febrero.

Dentro de esta dinámica, Corea del Norte anunció el martes que sus misiles y unidades de artillería se encuentran «en posición de combate» apuntando a intereses de EE UU y Corea del Sur, lo que supone alcanzar el grado máximo de alerta militar. Ayer, el periódico del Partido de los Trabajadores norcoreano, «Rodong Sinmun», se reafirmó en que un «ataque nuclear preventivo» contra Corea del Sur y EE UU forma parte de las opciones de Pyongyang.

La Casa Blanca restó ayer importancia a la última «provocación» de Corea del Norte al considerar que el régimen comunista solamente «sigue un patrón» para aumentar la tensión regional. El portavoz de la Casa Blanca, Jay Carney, instó al Gobierno de Kim Jong-un a atender el llamamiento del presidente estadounidense, Barack Obama, para «que vuelva al camino de la paz y cumpla con sus obligaciones internacionales».

En un tono distinto, el Pentágono advirtió al régimen comunista de que Estados Unidos está listo «para responder a cualquier contingencia», aunque admitió que está «preocupado» por las «amenazas» norcoreanas.