La carrera presidencial en Egipto se limitará a sólo dos aspirantes, el exministro de Defensa Abdelfatah al Sisi y el izquierdista Hamdin Sabahi, tras haber finalizado el plazo para presentar las candidaturas ante la Comisión Suprema Electoral.

Ya muy cerca de la fecha límite empezó a evidenciarse que los comicios en Egipto, previstos para los próximos 26 y 27 de mayo, iban contar con muy pocos candidatos.

La popularidad ganada por el exjefe de las Fuerzas Armadas tras su papel en la destitución militar del depuesto presidente islamista Mohamed Mursi, el pasado 3 de julio, le convirtió en el apabullante favorito y además desalentó a otros posibles competidores.

La ley electoral egipcia exige un mínimo de 25.000 firmas (con al menos mil en quince provincias) que sustenten cualquier candidatura: Al Sisi presentó un total de 188.930 avales por los 31.555 entregados por Sabahi, señaló hoy el portavoz de la comisión electoral en rueda de prensa.

El político naserista, líder de la Corriente Popular y tercer candidato más votado en las pasadas presidenciales, tuvo dificultades hasta casi el último momento para obtener el mínimo de firmas exigidas, como reconocían desde su propia campaña.

La comisión tendrá ahora hasta el próximo 2 de mayo para estudiar las candidaturas y los recursos en su contra, antes de anunciar la lista final de aspirantes y dar comienzo a la campaña electoral, del 3 al 23 de mayo.

Para presentarse a las elecciones, Al Sisi tuvo que renunciar a la jefatura del Ejército, ya que la nueva Constitución egipcia impide a un militar convertirse en presidente del país.

Otros posibles aspirantes que anunciaron su intención de participar en la carrera quedaron fuera incluso antes de que esta haya comenzado.

El abogado y presidente del club deportivo Zamalek, Mortada Mansur, se retiró ayer de la carrera electoral y expresó su respaldo a Al Sisi.

Junto a Mansur, también había anunciado su voluntad de presentarse la periodista Buzaina Kamel, quien tampoco consiguió reunir los avales suficientes. Kamel buscaba aumentar la visibilidad de la mujer en la política, aunque, al igual que en 2012, no superó ni siquiera el primer corte.

Todavía, incluso, existe la posibilidad de que Al Sisi sea el único que finalmente concurra a las presidenciales, ya que la Comisión Electoral aún no ha aprobado los documentos presentados por Sabahi.

En el hipotético caso de que Egipto se vea en esa situación, se celebrarían unos comicios con un solo candidato, en los que éste debería conseguir el voto favorable de al menos el 5% de los egipcios registrados en el censo.

En caso de que ninguno de los aspirantes se imponga por mayoría absoluta en primera ronda, habrá una segunda los próximos 16 y 17 de junio.

Sea como fuere, Egipto no volverá a ser escenario de lo sucedido en las últimas presidenciales de 2012, en las que la comisión contaba con decenas de solicitudes, y que concluyó con la aceptación de una lista compuesta por trece aspirantes a la silla del "rais".

Las anteriores elecciones, las primeras presidenciales tras el derrocamiento de Hosni Mubarak por las revueltas sociales, fueron los segundos comicios democráticos de la historia de Egipto, después de las legislativas del invierno de 2011 en las que se impuso el Partido Libertad y Justicia (PLJ), brazo de los Hermanos Musulmanes.

En los comicios de hace dos años ganó el aspirante de la Hermandad, el islamista Mohamed Mursi, con un 51,73 por ciento, por encima del exprimer ministro de Mubarak Ahmed Shafiq, en una disputada segunda vuelta.

Tras el derrocamiento de Mursi el pasado 3 de julio, el Ejército egipcio estableció una hoja de ruta que incluía la aprobación de una nueva Carta Magna y la convocatoria de comicios presidenciales y legislativos.