Kiev / Moscú / Oviedo,

Agencias / E. F.

La guerra civil que desgarra el sureste de Ucrania sufrió ayer un nuevo quiebro al darse por cierto que un número no determinado, pero elevado, de soldados regulares rusos combate con armas pesadas en territorio ucraniano, codo con codo con los rebeldes del Donetsk y Lugansk. La OTAN calculó en "bastante más de mil" los efectivos desplegados mientras que Rusia negó la presencia de sus uniformados en Ucrania.

Para la OTAN, no obstante, no sólo hay soldados rusos sobre el terreno sino que, además, el suministro de armas rusas a los rebeldes ha aumentado "tanto en volumen como en calidad". La Alianza basa sus afirmaciones en nuevas imágenes de satélite que "muestran fuerzas de combate rusas participando en operaciones militares dentro del territorio soberano de Ucrania".

También aparecen unidades de artillería autopropulsadas trasladándose en formación de convoy por campos ucranianos y después "preparándose para la acción, al establecer posiciones de fuego en el área de Krasnodon". El incremento del apoyo ruso a los rebeldes se produce cuando el recrudecimiento de la ofensiva de las tropas de Kiev había hecho su situación insostenible tanto en Donetsk como en Lugansk, sus dos principales bastiones.

Como consecuencia del apoyo ruso, los rebeldes han pasado de estar al borde de la rendición a conquistar posiciones. Así, ya el miércoles por la noche se anunció que los secesionistas habían tomado la localidad de Novoazovsk, fronteriza con Rusia. Kiev denunció ayer que la ciudad fue capturada por dos columnas de blindados rusos previo cañoneo de las posiciones ucranianas con misiles "Grad" desde territorio del país vecino.

Según Kiev, también fueron tropas rusas, y no los separatistas que actúan en la zona, las que tomaron varias localidades en una amplia franja anexa a la frontera ruso-ucraniana, de más de cien kilómetros de largo y 50 de ancho al sur de la ciudad de Donetsk, entre Starobeshevo y Novoazovsk. Más aún, Kiev denuncia una intervención de las tropas regulares rusas prácticamente en todos los frentes donde aún resisten y combaten los milicianos rebeldes. El resultado de estas nuevas acciones ha sido la llegada de los secesionistas hasta la orilla del mar de Azov,

El primer ministro de la autoproclamada República Popular de Donetsk, Alexander Zajarchenko, anunció la llegada de los rebeldes al mar y explicó que su objetivo es abrirse camino a lo largo de la costa hasta la importante ciudad portuaria de Mariupol. El líder secesionista cifró en unos 3.000 voluntarios los rusos que forman en sus filas.

La presencia de efectivos rusos en las filas rebeldes no es, sin embargo, novedosa. Más de 100 soldados habrían muerto en Ucrania el pasado día 13 cuando ayudaban a los secesionistas a combatir a las tropas de Kiev, según explicaron ayer dos miembros del Consejo de Derechos Humanos de la Presidencia rusa. También se anunció ayer la muerte de unos 15 civiles en la ciudad de Donetsk, a consecuencia de bombardeos gubernamentales.

La reacción occidental a los últimos movimientos rusos no se hizo esperar. Las principales potencias europeas advirtieron al presidente ruso, Vladimir Putin, que los nuevos actos conllevarán nuevas sanciones. Desde Berlín, París y Londres se apuntó que el Consejo Europeo que este sábado se celebrará en Bruselas dedicará buena parte de su tiempo a coordinar una respuesta a Moscú.