El Ministerio de Interior de Egipto elevó ayer a 23 muertos y 97 heridos las víctimas de los disturbios del domingo, durante el cuarto aniversario de la revuelta popular que en 2011 derrocó al dictador Hosni Mubarak. El ministro de Interior, Mohamed Ibrahim, culpó de las muertes a los Hermanos Musulmanes, considerados grupo terrorista, quienes, según dijo, estaban desplegados en los edificios y dispararon a los manifestantes y a la Policía.

"Las fuerzas antidisturbios no disponen de armas letales, solo de gases lacrimógenos y balas de goma", aseveró Ibrahim, para quien, si la Policía hubiese usado armas de fuego, habría habido "muchos más muertos" en la céntrica plaza Tahrir de la capital.

Los fallecimientos se registraron en El Cairo, Alejandría, Damieta y Al Beheira. El mayor número de muertos se registró en el barrio cairota de Al Matariya, feudo de los Hermanos Musulmanes, donde perecieron al menos doce personas.

Por otra parte, Ibrahim confirmó que los hijos de Mubarak, Alaa y Gamal, se encuentran ya en libertad, tras ordenarlo la justicia la semana pasada mientras se repite un juicio en su contra por supuesta apropiación indebida de fondos públicos.