Al menos siete trabajadores extranjeros han sido secuestrados por el grupo yihadista Estado Islámico (EI), en el campo petrolífero de Al Ghani, situado en la ciudad de Al Zela, a 750 kilómetros al sureste de Trípoli, informó a Efe un responsable petrolero.

Según el responsable, las siete personas secuestradas trabajan por la empresa austríaca Faúsh que se encarga de la financiación de los trabajadores de servicios de campos petroleros.

La fuente agregó que los extranjeros son un austríaco, un checo, cuatro filipinos y un otro de nacionalidad africana no precisada.

Ayer, los yihadistas del EI -"que no eran un grupo numeroso y portaban armas ligeras", según las fuentes-, llevaron a cabo un ataque mortal contra Al Ghani, en el que degollaron a ocho guardias de la instalación petrolera antes de ser repelidos por las fuerzas especiales que protegen estos campos desde el derrocamiento en 2011 del régimen dictatorial de Muamar el Gadafi.

El portavoz de la Compañía libia de Petróleo (CNP), Mohamed al Harari, explicó a Efe que un grupo desconocido de hombres armados había entrado en la instalación y disparado contra las víctimas, la mayoría de ellas agentes de seguridad del campo, que había quedado envuelto en llamas.

Poco después del ataque, agentes de seguridad libios recuperaron el control del campo de Al Ghani, situado a 60 kilómetros al norte de la ciudad de Al Zela, y que es explotado por la compañía Al Haruye, una de las filiales de la CNP.

El ataque se produjo apenas unas horas después de que la CNP pusiera en alerta máxima 11 campos petrolíferos del centro del país debido a las reiteradas amenazas y ataques de los últimos días, en los que la situación de seguridad se ha deteriorado y la continuidad de la producción en algunos de ellos ha entrado en un periodo de mayor incertidumbre.

Libia es víctima de la anarquía y la guerra civil desde que en 2011 fuera derrocado el régimen dictatorial de Muamar el Gadafi.

Desde hace meses, dos gobiernos, uno considerado rebelde en Trípoli y otro internacionalmente reconocido en Tobruk, luchan por hacerse con el control del país y de sus vastos recursos naturales, situación que grupos yihadistas afines al Estado Islámico (EI) aprovechan para ampliar su influencia y poder territorial.