La canciller alemana, Angela Merkel, se mostró ayer a favor de mantener una negociación "constructiva" y abierta con el primer ministro británico, David Cameron, sobre las reformas que éste propugna para la UE con el fin de facilitar la permanencia del Reino Unido en la Unión.

"Cuando hay voluntad, se encuentra el camino", aseguró Merkel en una rueda prensa conjunta tras escuchar las propuestas de Cameron, quien llegó a Berlín como remate a una minigira que le ha llevado a La Haya, París y Varsovia.

"No hay una solución mágica ni rápida, pero si hay voluntad, se encuentra el camino", repitió Cameron, convencido de que "la UE estará mejor con el Reino Unido dentro y los intereses del Reino Unidos se defenderán mejor en el seno de una UE reformada".

Ambos mandatarios asumen que del éxito de las negociaciones puede depender el resultado del referéndum que celebrará el Reino Unido antes de fines de 2017, probablemente incluso en 2016, por lo que abogaron por no cerrar ninguna puerta.

Merkel resaltó, no obstante, que hay "líneas rojas" como el mercado único o la libertad de circulación, pero se mostró optimista sobre la posibilidad de hallar puntos de encuentro y pidió no rechazar de antemano una eventual reforma de los tratados.

Propuso por ello iniciar una negociación sobre contenidos sin escudarse en "cuestiones formales" y estimó que cuando se acuerden las eventuales reformas será el momento de evaluar si es necesario modificar los tratados.

Cameron dio por hecho que habrá que modificarlos, pero estuvo de acuerdo en que ése será el último capítulo de las conversaciones. Ni la canciller ni el primer ministro consideraron un problema hablar de una Europa de dos velocidades, porque, subrayaron, de hecho ya existe, y recordaron que no todos los países forman parte del espacio Schengen ni comparten la moneda única. "La UE necesita tener la flexibilidad de una red y no la rigidez de un bloque", proclamó Cameron para recalcar que su fuerza reside en su capacidad de acomodar a diferentes Estados en su seno.

Cameron llegó a Berlín procedente de Varsovia, donde se reunió con su homóloga polaca, Ewa Kopacz, quien le comunicó que su Ejecutivo se opone a cualquier restricción del acceso de los inmigrantes comunitarios a las prestaciones sociales británicas. Cameron se comprometió, sin embargo, a respetar el principio de libertad de movimiento, "línea roja" tanto para Alemania como para Polonia.