La canciller alemana, Angela Merkel, y el presidente estadounidense, Barack Obama, se presentaron hoy como amigos y aliados a pesar de las "diferencias de opinión" que, recordó la líder germana, puede haber entre los dos países.

"A pesar de nuestras diferencias de opinión, Estados Unidos es nuestro amigo, nuestro aliado, un aliado esencial con el que cooperamos estrechamente en interés mutuo", subrayó Merkel en un breve discurso al recibir a Obama en la pequeña localidad alpina de Krün, en Baviera, antes de comenzar la cumbre del G7.

"Hoy celebramos una de las alianzas más firmes que existen en el mundo", subrayó, por su parte, Obama en referencia a la amistad germano-estadounidense, sin aludir a las divergencias últimas entre ambas potencias tras revelarse los programas de espionaje de EEUU en suelo germano.

Alemania conmemora este año el 25 aniversario de la reunificación del país y Merkel quiso agradecer la contribución de EEUU, un país con el que apostó por cooperar "estrechamente" ante la existencia de valores compartidos.

Ante los vecinos de Krün reunidos para recibir a ambos mandatarios con los trajes tradicionales bávaros, Obama se mostró agradecido por "la amistad y el liderazgo" de Alemania en la OTAN, en la UE y en el contexto internacional.

El presidente estadounidense repasó los ejes de la reunión del G7 y, en concreto, su apuesta por "hacer frente a la agresión de Rusia en Ucrania". En materia económica, recordó, se abordarán las bases de una economía global que cree puestos de trabajo y el futuro de prosperidad y bienestar de la Unión Europea, sin olvidar otros capítulos como la cooperación internacional contra los extremismos violentos o la lucha contra el cambio climático.

Obama reconoció que los retos son difíciles, pero, en el 70 aniversario del final de la II Guerra Mundial y 25 años después de la reunificación alemana, puso a Alemania como ejemplo de que es posible realizar grandes avances.

En tono de broma, recordó que ésta es su cuarta visita a Alemania y lamentó haber olvidado sus pantalones de cuero, parte esencial del traje bávaro que lucían hoy la mayoría de los varones asistentes al acto.

Según señaló, cuando supo que Merkel iba a organizar la cumbre del G7 en Baviera confió en que tuviera lugar durante la Oktoberfest, la famosa fiesta de la cerveza de Múnich, aunque "nunca es mal momento para una cerveza y una salchicha", apuntó sonriendo ante el desayuno bávaro dispuesto para recibirle en Krün.

Entre risas pidió a la canciller celebrar las reuniones previstas en el exterior y "beber cerveza", bajo el espléndido sol que lucía esta mañana en Baviera. "Pero creo que tendremos que negociar con la gente de seguridad", concluyó entre los aplausos de los vecinos.

Obama optó por el tono distendido y obvió cualquier referencia a las tensiones que han atravesado las relaciones bilaterales en los últimos meses tras revelarse detalles sobre los programas de espionaje masivo de EEUU en suelo alemán, donde llego a ser escuchado uno de los móviles de la canciller.

Merkel se encuentra bajo presión en estos momentos en su país después de que se filtrara que los servicios secretos de exterior alemanes (BND) habían colaborado con la Agencia Nacional de Seguridad (NSA) en el espionaje de objetivos europeos, presumiblemente tanto institucionales como empresariales.

Manifestación de protesta

Alrededor de 300 manifestantes contrarios a la celebración de la cumbre del G7 en Elmau (Sur de Alemania) partieron hoy de la localidad de Garmisch-Partenkirchen rumbo al remoto hotel donde se reúnen los líderes de las naciones más industrializadas del mundo.

La protesta, que se enmarca dentro de las iniciativas contrarias a este foro informal y sus políticas, partió a las nueve de la mañana (07.00 GMT) de la estación de trenes de Garmisch-Partenkirchen, la localidad más próxima al palacio que acoge la cumbre del G7.

Las fuerzas de seguridad alemanas han indicado a través de la red social Twitter que por el momento la protesta ha transcurrido por vías estrictamente pacíficas.

Está previsto que otras protestas similares provenientes de localidades cercanas converjan en las próximas horas, hasta sumar unas 2.000 personas, según las estimaciones de la federación de convocantes, "StopG7".

La policía alemana, por su parte, ha indicado que esta protesta no está autorizada a llegar hasta el hotel del encuentro de los líderes del G7, grupo formado por Estados Unidos, Japón, Canadá, Alemania, Reino Unido, Francia e Italia.

Un tribunal administrativo denegó ayer a los manifestantes realizar una protesta simbólica frente al Palacio de Elmau -se había solicitado que participasen un máximo de 50 personas- por "motivos de seguridad".

Esta previsto que hoy se produzca otra protesta a mediodía (10.00 GMT) en Garmisch-Partenkirchen, que continúa la línea de las iniciativas que critican desde mediados de esta semana en el estado federado de Baviera la cumbre.

A la manifestación celebrada el viernes en Múnich, que congregó a unas 35.000 personas, siguieron ayer las protestas convocadas ya directamente en el entorno de la reunión de líderes, si bien mucho menos numerosas.

En Garmisch-Partenkirchen se registraron el sábado esporádicos altercados entre algún sector de manifestantes y los agentes de policía, que recurrieron a gases lacrimógenos.

La policía alemana ha puesto en marcha un gran dispositivo de seguridad para evitar incidentes violentos, con la movilización de más de 22.000 policías.

Además se han cerrado algunas carreteras al tráfico, se han reintroducido temporalmente los controles fronterizos en Alemania y está previsto que desde hoy y hasta mañana quede parcialmente cerrado el espacio aéreo en un radio de 100 kilómetros alrededor del palacio de Elmau.