El Ministerio saudí del Interior cifró en trece el número de fallecidos en el atentado suicida contra una mezquita dependiente de la Policía en la ciudad de Abha, capital de la provincia de Asir, en el suroeste del país.

Según un portavoz de Interior, citado por la agencia oficial SPA, la explosión causó la muerte de diez efectivos de seguridad y de tres trabajadores.

El atentado sucedió durante el rezo del mediodía y provocó también heridas a otras nueve personas, tres de las cuales se encuentran en estado grave.

Las primeras informaciones sobre el ataque, de la televisión estatal Al Ijbariya, indicaron que el estallido se había saldado con la muerte de 17 policías.

El suicida detonó el cinturón de explosivos que llevaba adosado al cuerpo en la mezquita de las Fuerzas de Seguridad de Emergencia de Abha.

El pasado 22 de mayo, un atentado suicida en una mezquita chií en la población saudí de Al Qadih, en la provincia de Al Qatif, causó la muerte de una veintena de personas y un centenar de heridos.

Este ataque fue reivindicado por el EI, que ya en noviembre llamó a la guerra en Arabia Saudí y urgió a los saudíes a rebelarse contra los chiíes de su país, la familia gobernante Al Saud y el Ejército.

Ese mes hubo otro ataque contra una mezquita chií en la población de Al Daluh, en la provincia de Al Ahsá, que acabó con la muerte de ocho personas por disparos.

Arabia Saudí es miembro de la coalición internacional, liderada por Estados Unidos, que bombardea posiciones del EI en Siria e Irak.

El reino fue blanco de varios atentados terroristas a partir de mediados de la década de los noventa, lo que llevó a las autoridades a permitir que Estados Unidos estableciera bases militares en su territorio.

En mayo de 2003, una serie de explosiones de coches bomba sacudieron un complejo residencial en Riad, donde vivían expatriados árabes y occidentales, lo que casó una veintena de muertos y casi 200 heridos.