Ankara / Oviedo

El presidente de Turquía, el islamista Recep Tayyip Erdogan, anunció ayer al país que se encamina deprisa hacia elecciones anticipadas ante lo que calificó de punto muerto político en las urnas. El partido de Erdogan (los islamistas del AKP) fue el más votado en las elecciones del pasado junio, pero perdió la mayoría absoluta que atesoraba desde 2002.

Las negociaciones del AKP con otros partidos han fracasado, en gran parte por la escasa voluntad de los islamistsa de alcanzar un acuerdo, ya que la intención de Erdogan es recuperar la mayoría absoluta en las elecciones anticipadas y reformar la Constitución para dotar al país de un régimen presidencialista.

"Nos movemos rápidamente hacia un elección", dijo en un discurso televisado el presidente, al tiempo que, en uno de sus característicos rasgos autoritarios, dejó claro que no piensa entregarle el encargo de formar Gobierno al jefe del segundo partido más votado en las últimas elecciones, el socialdemócrata CHP.

"No tenemos tiempo que perder con aquellos que ni siquiera saben cómo dirigirse al palacio de Bestepe (sede presidencial)", manifestó Erdogan en referencia al líder del CHP, Kemal Kilicdaroglu, quien ha advertido que no piensa acudir a un palacio que se construyó de forma ilegal, en referencia a que la megalomaniaca mansión presidencial de Erdogan se construyó sin los pertinentes permisos.

Entre tanto, un ataque a tiros al Palacio de Dolmabahçe, uno de los reclamos turísticos de Estambul, se saldó con el arresto de dos asaltantes, armados con rifles de largo alcance, y con un agente de Policía herido leve, según informaron las autoridades y los medios locales.

En la vecina Siria, el grupo yihadista Estado Islámico (EI) ha decapitado al antiguo responsable de la Dirección General de Antigüedades y Museos de Palmira Jaled al Asad, de 84 años. La ejecución fue perpetrada en una plaza pública de esa localidad, según informó el Observatorio Sirio de Derechos Humanos.

Según esta ONG, basada en Londres y con una amplia red de corresponsables sobre el terreno, Asad fue asesinado por ser considerado por los yihadistas el "director de los ídolos". El destacado arqueólogo fue también acusado por el EI de representar al régimen del presidente sirio, Bachar al Asad, en "congresos apóstatas", en referencia a las conferencias internacionales sobre antigüedades.

El Observatorio detalló que los yihadistas colgaron su cadáver de un poste de la luz en una de las calles de la ciudad y dejaron su cabeza cortada debajo del cuerpo, apoyada en el suelo y colocada entre los pies. Denunciado por una venganza personal, Asad había sido capturado hace un mes.