Miles de refugiados están intentado cruzar a la mayor velocidad posible el territorio húngaro ante la certidumbre de que el martes de la próxima semana, día 15, las autoridades magiares comenzarán a detener a quien cruce de modo ilegal la frontera con Serbia. El frenético éxodo, que desemboca en Austria, se vio intensificado ayer por el recordatorio lanzado por el propio primer ministro húngaro, Víktor Orbán, de que los detenidos se arriesgan a penas de hasta cinco años de cárcel.

El autoritario dirigente nacionalista también denunció que algunos refugiados se niegan a cooperar con la Policía y que su actuación viola las leyes húngaras. "Estamos frente a una rebelión", afirmó Orbán. El "premier" no ahorró tampoco dardos a la UE, a la que acusó de poder hacer "mucho más", ni a Grecia. A su juicio, el actual problema debe ser tratado en territorio griego y, si Atenas no puede afrontarlo, la UE debería apoyar a su socio incluso "con fuerzas de defensa de frontera". Hungría, que el jueves detuvo a 3.600 refugiados, ha anunciado que 4.000 soldados están listos en la frontera serbia para hacer frente a los desplazados.

El miedo a las medidas anunciadas por Budapest ha hecho que los refugiados se apresuren a su paso por Serbia, donde se encuentran unos 20.000. Belgrado mostró ayer su preocupación por los problemas que le acarrearán las nuevas medidas húngaras, pero aseguró que no levantará muros contra los desplazados. En Macedonia, la etapa inmediatamente anterior, unos 7.600 inmigrantes entraron desde el mediodía del miércoles al del jueves, procedentes de Grecia. Son más de 70.000 los que han cruzado el país en los últimos dos meses.

Más allá de Hungría, en Austria, casi 12.000 refugiados llegaron a la localidad fronteriza de Nickelsdorf en poco más de 24 horas procedentes de territorio magiar, lo que obligó a cortar el tráfico en una autopista por "razones de seguridad", ya que centenares de personas la tomaron como vía para acceder a pie a Viena. Los trenes entre Austria y Hungría permanecerán suspendidos durante todo el fin de semana.

Mientras, la Organización Internacional para las Migraciones cifró ayer en 432.761 los inmigrantes y refugiados que han llegado a las costas europeas en lo que va de año. De ellos, una cuarta parte es menor de edad, según precisó Unicef.