La ciudad alemana de Munich, capital de Baviera, se declaró ayer desbordada y sin camas disponibles ante la llegada de miles de refugiados en apenas unas horas y con la previsión de que sigan los flujos migratorios desde Austria durante todo el fin de semana. Se estima que sólo ayer, sábado, la capital bávara recibió a más de diez mil refugiados provenientes de Austria, cuando había habilitado 5.200 plazas.

"Ya no sabemos qué podemos hacer con los refugiados", declaró el alcalde muniqués, el socialdemócrata Dieter Reiter, quien reclamó a los otros estados federados que asuman su responsabilidad. Múnich es la primera gran ciudad alemana que se encuentran los refugiados que llegan desde Austria. Alemania espera recibir un total de 40.000 refugiados este fin de semana.

La llamada de auxilio de las autoridades de Múnich se produjo en un día marcado por el duro intercambio de acusaciones entre las autoridades austriacas y húngaras. Todo empezó cuando el primer ministro austríaco, Werner Faymann, declaró a la revista "Der Spiegel" que la política de su homólogo húngaro, el derechista autoritario Viktor Orbán, respecto a los refugiados le recuerda a "la época más oscura de la historia" europea, en alusión a la barbarie de los años en los que los nazis estaban a la cabeza de Alemania (1933-1945)

"Subir a refugiados en trenes para enviarlos a un lugar completamente diferente al que se piensan que van me recuerda el capítulo más oscuro en la historia del continente", dijo Faymann, que de este modo traía a colación los "trenes de la muerte" en los que los nazis llevaban a miles de personas a los campos de exterminio.

El pasado día 3, un grupo de refugiados se subió a un tren en Budapest creyendo que se dirigía a la frontera con Austria, pero el convoy se detuvo a 35 kilómetros de la capital, en Bicske, donde las autoridades húngaras habían instalado un campamento. La Policía antidisturbios obligó a los refugiados a descender de los vagones.

Faymann acusó además a Orbán de perseguir únicamente una política de disuasión y actuar "irresponsablemente" al considerar inmigrantes económicos, y no refugiados, a todas las personas que han llegado a Europa en los últimos meses.

Hungría, que actúa como frontera del espacio Schengen está sufriendo una gran presión migratoria en las últimas semanas ante la que ha respondido con una dureza que ha llevado a denunciar episodios de falta de humanidad. Además, el próximo martes entrará en vigor la legislación que prevé penas de hasta cinco años de cárcel para quienes entren de modo ilegal en el país.

En ese marco, Faymann ha planteado que la UE establezca sanciones para países que no cumplan los principios de solidaridad exigidos tanto por la legislación internacional como por los tratados comunitarios.

La respuesta húngara ha sido de gran enfado. El Ejecutivo de Budapest calificó de "calumnias inconscientes" que superan "todo lo tolerable" las declaraciones de Faymann. El ministro magiar de Exteriores aseguró que Hungría cumple todas sus obligaciones comunitarias pero insistió en criticar a los políticos, dijo, que, como el canciller austríaco, crean con sus declaraciones "ilusiones falsas" respecto a "inmigrantes económicos". Budapest decidió además convocar al embajador austriaco para exigirle explicaciones.

Entre tanto, la dureza húngara ha llevado a diferentes observadores, empezando por sus vecinos austriacos, a especular con que, en particular desde el martes, el flujo de refugiados tome una ruta que evite el territorio magiar: desde Serbia se dirigirían hacia el oeste, a Croacia y Eslovenia, para luego entrar en Austria por el sur. Cuarenta y tres iraquíes y sirios entraron ayer en Austria por esta vía, poco transitada aún en comparación con la húngara.

En el origen de toda la cadena, en las islas griegas del Egeo, la situación mejoró ayer un tanto. En Lesbos, desbordada a principios de esta semana, siguen llegando miles de personas en embarcaciones, pero también salen otras tantas en ferries hacia Atenas. Cinco personas, cuatro de ellas menores, desaparecieron ayer al hundirse dos embarcación cerca de Lesbos.