El presidente de EEUU, Barack Obama, destacó este martes su alianza con el papa Francisco en asuntos como el acercamiento a Cuba, la lucha contra el cambio climático y la preocupación por los inmigrantes y los refugiados, al recibir al pontífice en la Casa Blanca y elogiar su "ejemplo moral".

"Su Santidad, con sus palabras y acciones, usted establece un profundo ejemplo moral. Y en los recordatorios suaves pero firmes de nuestras obligaciones con Dios y el prójimo nos sacude la complacencia", dijo Obama sobre el papa, con él al lado, en un breve discurso en la ceremonia oficial de bienvenida a la Casa Blanca.

El presidente quiso darle las gracias por "su inestimable apoyo" al "nuevo comienzo" entre EEUU y Cuba, que ofrece, a su juicio, la "promesa" de una mejor relación bilateral, mayor cooperación en todo el continente y "una vida mejor para el pueblo cubano".

Tanto el Gobierno de Estados Unidos como el de Cuba han reconocido el papel crucial que desempeñó el papa en las conversaciones secretas que derivaron en el acuerdo anunciado en diciembre para la normalización de las relaciones bilaterales y el restablecimiento de los lazos diplomáticos.

Sin citar en concreto el caso de Cuba, en su discurso el santo padre elogió ante Obama los esfuerzos hechos recientemente para "reparar las relaciones rotas" y "abrir nuevas puertas de cooperación" en la humanidad.

Por otro lado, el presidente recordó que el mensaje de misericordia del pontífice, que llegó ayer martes a Washington procedente de Cuba, abarca desde "los refugiados que escapan de tierras en guerra a los inmigrantes que dejan sus casas en busca de una vida mejor".

El papa fue también muy directo en ese aspecto al presentarse en en su discurso como un "hijo de familia de inmigrantes" e instar, en un país construido "en gran medida por familias así", a admitir que "el sistema" de vida vigente genera millones de excluidos.

"Sabemos que las cosas pueden cambiar", señaló el pontífice en una autocita extraída de su encíclica "Laudato Si", donde critica duramente el daño causado al planeta por un sistema económico que sobreexplota sus recursos, beneficia a unos pocos y excluye a millones.

El papa instó al pueblo estadounidense a solucionar el problema "urgente" del cambio climático, minutos después de que Obama afirmara que el pontífice recuerda a todos los seres humanos "la obligación sagrada" de proteger el planeta.

"Apoyamos su llamado a todos los líderes del mundo a respaldar a las comunidades más vulnerables al cambio climático y a unirse para preservar nuestro precioso mundo para las generaciones futuras", remarcó Obama.

El presidente apuntó también, en un tono más distendido, que el papa nunca había estado antes en EEUU y que no es solamente el primer pontífice latinoamericano de la historia, sino también el primero "en compartir una encíclica a través de una cuenta de Twitter".

A la ceremonia oficial de bienvenida, celebrada en los jardines de la Casa Blanca en una mañana soleada, asistieron más de 11.000 invitados, sin contar al personal del recinto, militares, seguridad, periodistas y miembros de los partidos Demócrata y Republicano.

El acto contó con la actuación del coro de góspel de la iglesia de San Agustín, la más antigua de la comunidad católica negra de Washington, y al final Obama, su esposa, Michelle, y el pontífice subieron al balcón de la Casa Blanca para saludar a los invitados.

Entre esos invitados figuraban algunos de origen argentino como Maritza Gueler, quien explicó a Efe que le resultó "bastante difícil ver" al papa", porque "el escenario no estaba muy alto y había demasiada cámara".

También estaba entre los invitados la niña hispana Jersey Vargas, de 11 años y quien visitó el año pasado al papa en el Vaticano para pedirle que intercediera para evitar la deportación de su padre, de origen mexicano e indocumentado.

El pontífice escuchó entonces a la menor y su padre, Mario Vargas, fue liberado. "Voy a necesitar otra oportunidad", contó a Efe la niña, que quería acercarse a Bergoglio de nuevo en Washington y no ha podido hacerlo.

Tras la ceremonia, Obama y el santo padre se reunieron en privado durante unos cuarenta minutos en el Despacho Oval, donde no hicieron declaraciones ni respondieron a preguntas de los periodistas.

El gobernante estadounidense le regaló una escultura en metal de una paloma ascendente que lleva, además, incorporada una barra del armazón original de la Estatua de la Libertad para honrar su "defensa incansable" de "los más vulnerables" en todo el mundo, según la Casa Blanca.

Junto con esa escultura, Obama obsequió también al pontífice con una llave de la casa en Maryland de Elizabeth Ann Seton, la primera estadounidense de nacimiento que fue declarada santa y canonizada hace 40 años.