La crisis económica y la de los refugiados sirios permitirán una Unión Europea más fuerte, más consolidada y con una mayor capacidad de maniobra. Este es el diagnóstico en el que coincidieron ayer los expertos participantes en el debate "Europa en la encrucijada", que tuvo lugar en el aula magna de la Universidad de Oviedo.

El eurodiputado Jonás Fernández, que ha sido testigo de la llegada de miles de refugiados sirios a Hungría, compartió con los asistentes al debate su consternación con las imágenes vividas en el país centroeuropeo. "El recibimiento del Gobierno húngaro es una vergüenza para Europa", denunció Fernández, quien celebró que las cuotas de acogida sido aprobadas en la Comisión Europea por mayoría simple porque "la unanimidad es la dictadura de las minorías".

José Ignacio Torreblanca, profesor de Ciencia Política de la UNED, vaticinó que el trato dispensado por Hungría a los refugiados tendrá consecuencias: "El proceso de sanción contra Hungría será inevitable a medio plazo", advirtió Torreblanca tras argumentar que el Gobierno de Víktor Orban se ha saltado todas las normativas europeas en materia de asilo. "Europa es una bella idea pero con suciedad en su ejecutoria", valoró Torreblanca.

El economista José Carlos Díez, profesor de la universidad de Alcalá y con familia en Allande, llamó la atención sobre los efectos positivos que ha tenido para España la incorporación a la Unión Europea y puso como ejemplo que "hemos multiplicado por tres el gasto social por habitante". Y destacó que tras recoger durante décadas, España "debe tener una posición propia, que ayude a resolver problemas como el de los refugiados". En el debate, moderado por la periodista Beatriz Fernández, se abordó el avance de la xenofobia y el euroesceptismo, la crisis de Grecia y el independentismo catalán. "Los nacionalismos siempre avanzan con las crisis económicas", señaló Torreblanca, quien sostuvo que "no es posible un proceso de secesión sin acuerdo en la UE y quedar dentro de ella".