El presidente de Cuba, Raúl Castro, pidió ayer a su homólogo estadounidense, Barack Obama, que utilice sus facultades ejecutivas -capacidad para gobernar por decreto- para suavizar el embargo contra la isla, si quiere seguir avanzando en el proceso de normalización de relaciones.

El canciller cubano, Bruno Rodríguez, explicó esta petición tras el encuentro que mantuvieron los dos presidentes en la sede de Naciones Unidas, una cita, la segunda entre ambos dirigentes, en la que Castro dijo que los avances hacia la normalización dependerán del embargo.

"No habrá normalización con bloqueo y no habrá progreso sustancial en el proceso de normalización sin cambios sustanciales en la aplicación del bloqueo", dijo Rodríguez, quien destacó que las decisiones ejecutivas tomadas hasta ahora por Obama "son de valor muy limitado". Según Rodríguez, hasta ahora las acciones de Obama en ese ámbito "no tocan ningún hecho significativo de la aplicación del bloqueo contra Cuba" y su alcance y profundidad ha sido "limitadísima".

Desde el anuncio en diciembre del inicio del proceso para la normalización bilateral, Obama ha pedido sin éxito al Congreso de Estados Unidos, controlado por la oposición republicana, el levantamiento del embargo económico impuesto a Cuba hace más de medio siglo.

A cambio de lo que eventualmente pudiese hacer respecto al embargo, Obama dijo a Castro que "reformas" en Cuba "aumentarían el efecto" de los cambios adoptados por su Gobierno para relajar el embargo a la isla, según informó la Casa Blanca.

Durante la reunión que ambos mantuvieron en la sede de la ONU, Obama reiteró también a Castro el "apoyo" de EE UU a los derechos humanos en Cuba, explicó la Casa Blanca en un comunicado.

Al respecto, Obama destacó ante Castro los recientes "cambios normativos" anunciados por el Gobierno de Washington, que "permitirán a más estadounidenses viajar y hacer negocios con Cuba", además de "ayudar a mejorar las vidas del pueblo cubano".

La semana pasada entraron en vigor nuevas normas adoptadas por el Ejecutivo de Estados Unidos, que amplían a sus ciudadanos las facilidades para viajar, hacer negocios, enviar remesas y prestar servicios de telecomunicaciones en Cuba, aunque el turismo hacia el país caribeño sigue estando prohibido para los estadounidenses.