El Gobierno iraní negó ayer que haya enviado tropas para combatir en Siria junto al régimen de Bachar al Asad, aliado de Teherán, y el grupo libanés Hezbolá, a pesar de que varias fuentes adelantaron el jueves una ofensiva terrestre inminente aprovechando la operación aérea lanzada esta semana por Rusia.

Una fuente diplomática de alto nivel citada por la agencia oficial IRNA aseguró este viernes que las suspicacias por una posible presencia militar iraní en Siria son "pura mentira".

Fuentes libanesas citadas por la agencia "Reuters" habían alertado el jueves la llegada de cientos de efectivos iraníes. Según esta versión, no se trataba de "asesores" como hasta ahora, sino de "soldados y oficiales" que habían acudido "específicamente" para participar en una lucha inminente al lado de las tropas del régimen de Damasco.

Irán habría decidido implicarse directamente en la lucha para aprovechar los ataques lanzados desde el aire por Rusia. Moscú inició el miércoles una campaña supuestamente dirigida contra los yihadistas del Estado Islámico (EI) que ayer llegó a su tercer día y que durará tres o cuatro meses.

Y, como en los anteriores, la discusión se centró en qué posiciones están atacando los aviones del Kremlin: del grupo terrorista asentado entre Irak y Siria o de los grupos rebeldes que combaten a Al Asad desde 2011.

El portavoz del ministerio de Defensa ruso, Igor Konashenkov, afirmó que los cazas de Moscú "efectuaron 14 vuelos durante los que realizaron seis ataques contra objetivos del Estado Islámico". Y, por primera vez desde el inicio de las operaciones, Rusia tuvo como blanco el principal feudo del EI en suelo sirio, la provincia nororiental de Al Raqa.

Pero, según el Observatorio Sirio de Derechos Humanos, también volvió a bombardear áreas bajo control de grupos rebeldes en el centro y el norte del país árabe; así, una en poder del moderado Ejército Libre Sirio.

Por la mañana, los aviones rusos bombardearon posiciones del EI cerca de la ciudad monumental de Palmira, bajo el control de los radicales y situada en la provincia central siria de Homs. Pero nada de ello impidió que las potencias que se alinean con la otra coalición que bombardea en Siria, la que lidera EE UU, reprocharan en la cara a Vladimir Putin su respaldo al régimen de Al Asad y los ataques a las posiciones de los opositores que lo combate. Fue en París, en un tenso encuentro sobre Ucrania que terminó copado por las consecuencias de la campaña aérea rusa en Siria y al que asistieron, aparte de Putin, el francés François Hollande y la alemana Angela Merkel. La reprimenda a Putin la redondeó el presidente Obama desde Washington al advertir que las fuerzas rusas "no distinguen entre el EI y la oposición moderada suní y eso es una receta para el desastre".