Después de remontar todas las encuestas en cuestión de semanas, Pedro Passos Coelho volvió a conseguir el apoyo mayoritario de los portugueses pese a dirigir el Gobierno que aprobó las medidas de austeridad más duras de su historia reciente.

Contra todo pronóstico, la candidatura conservadora que lidera logró el triunfo, aunque sin la mayoría absoluta de la que gozaba hasta ahora y con una pérdida de apoyo popular notable.

Su mensaje ante esta cita con las urnas se basó en el cumplimiento de los ajustes y recortes acordados con la troika, que le permitieron cerrar con éxito su rescate financiero, y también sacó rédito de la recuperación económica del país en 2014 y 2015.

A sus 51 años, este economista nacido en Coimbra, hijo de un médico y una enfermera, que pasó parte de su infancia en la antigua colonia portuguesa de Angola y que comenzó su carrera política encabezando las juventudes del partido socialdemócrata (PSD, centroderecha), confía en demostrar que también es capaz de dirigir Portugal en una época menos exigente.

El salto al Parlamento lo dio pronto, con apenas 27 años, y mantuvo el acta de diputado entre 1991 y 1999, tras lo cual abandonó la política, completó sus estudios y comenzó a ejercer como docente.

De ahí dio el salto a la empresa privada, primero como consultor y desde 2004 como director financiero del grupo inversor Fomentinvest, del que llegó a ser en 2007 administrador ejecutivo.

En 2005 regresó a la arena política y en 2008 presentó su candidatura a la presidencia del partido, aunque sin éxito, superado por la que sería aspirante socialdemócrata en los comicios legislativos de 2009, Manuela Ferreira Leite, a la que sucedió un año más tarde para vencer finalmente en las elecciones de 2011.

Durante la pasada legislatura, su Ejecutivo insistió una y otra vez en que su margen de maniobra era limitado debido la presencia de los acreedores internacionales (Comisión Europea, Banco Central Europeo y Fondo monetario Internacional), una desventaja con la que ahora no contará.

El afán del equipo liderado por Passos Coelho en cumplir con todas las exigencias -al menos en apariencia, porque no siempre consiguió alcanzar todos los objetivos- le llevó a ser apodado por la oposición de izquierdas como el "mejor alumno" de la troika y de la canciller alemana, Angela Merkel.

Casado dos veces y con tres hijas, el líder conservador ha dado muestras a lo largo de toda su carrera de una sorprendente capacidad para superar situaciones claramente adversas.

Una de ellas fue la crisis de Gobierno de 2013, cuando su socio Paulo Portas -presidente del democristiano CDS-PP- anunció su "dimisión irrevocable" por divergencias al sustituir al anterior ministro de Finanzas.

Passos Coelho recondujo el drama que se cernía sobre su Ejecutivo -la presión de los mercados sobre la deuda soberana de Portugal volvió a aumentar con fuerza en aquellas semanas por el temor a una ruptura- al hacer recapacitar a Portas, a quien nombró viceprimer ministro, en la práctica su "número dos".

Tampoco fue fácil su ascenso a la presidencia del PSD, en 2010, ya que muchos veían en él un líder de transición.

Sin embargo, pasó de respaldar al Ejecutivo socialista de la época -que gobernaba en minoría- a provocar su caída en marzo de 2011 al retirarle su apoyo en el Parlamento por negociar nuevos ajustes con Europa antes de discutirlos con el resto de fuerzas políticas lusas.

El hoy jefe del Gobierno portugués aprovechó la ocasión y, con la troika ya presente en suelo luso, venció a su rival para devolver el poder a los conservadores seis años después de la última vez.

Sus acólitos le ven como un líder preparado y fiable, mientras que sus críticos le acusan de frialdad al aplicar los duros ajustes y recortes aprobados a instancias de la UE y el FMI.

Considerado un hombre familiar, es conocida su afición a la música, y, sobre todo, al fado. De hecho, sus dotes como barítono a punto estuvieron de llevarle a iniciar carrera en la música.