Rusia intensificó ayer sus ataques aéreos en Siria, lo que no impidió que el grupo yihadista Estado Islámico (EI) avanzase notablemente en una ofensiva sobre la ciudad de Alepo. La aviación rusa llevó a cabo 67 misiones en Siria en las que bombardeó 60 "objetivos terroristas" y mató a más de 300 milicianos yihadistas, según informó el jefe de la Fuerza Aérea, teniente general Igor Makushev. Por su parte, la aviación francesa bombardeó el jueves por la noche, por segunda vez desde su intervención en el conflicto, posiciones del EI, anunció el ministro galo de Defensa, Jean-Yves Le Drian.

Pese a esta intensa actividad antiyihadista, el EI prosiguió su ofensiva sobre Alepo, hasta situarse a unos 20 kilómetros de la urbe. Los yihadistas conquistaron poblaciones del entorno de la segunda ciudad siria, como Tel Farah, Fafin, Kafr Suis, Maarata y Kafr Qars, así como una escuela de Infantería y una cárcel, entre otros objetivos. Se trata del mayor progreso en meses de los radicales en la provincia de Alepo, fronteriza con Turquía.

Además, los yihadistas han acabaron durante esta ofensiva con la vida del general iraní Husein Hamdani, considerado el principal asesor militar del régimen de Bachar al Asad. El Observatorio Sirio de Derechos Humanos señaló que Hamdani murió el miércoles junto a varios acompañantes en las inmediaciones del aeropuerto militar de Kueires, en la periferia de Alepo.

El Observatorio precisó que el oficial iraní estaba supervisando las operaciones de las fuerzas de Al Asad para romper el cerco del EI a la base aérea, donde hay atrapados efectivos gubernamentales. La cadena de televisión Al Mayadín confirmó la muerte del general. La emisora pertenece a la Federación de Medios de Comunicación Islámicos, dependiente de Irán, aliado del régimen de Damasco.

Entre tanto, EE UU parece estar asumiendo su fracaso en la formación de elementos que combatan al EI sobre el terreno. El Gobierno de Barack Obama ha decidido poner fin a un costoso programa del Pentágono para entrenar y equipar a rebeldes moderados, según informaron medios estadounidenses y confirmaron oficialmente altos funcionarios de la secretaría de Defensa, que suavizaron el fracaso presentándolo como "una pausa".

La medida supone un reconocimiento del fracaso de un programa presupuestado en 500 millones de dólares y que apenas ha conseguido producir unos cinco (5) combatientes integrados con éxito en el campo de batalla en Siria. Un alto funcionario del Pentágono aseguró al rotativo "The New York Times" que EE UU ya no reclutará a más rebeldes para llevarlos a campos de entrenamiento en Jordania, Catar, Arabia Saudí o los Emiratos Árabes Unidos.