Los ataques palestinos contra judíos en Jerusalén continuaron ayer, aunque en menor número que el martes, pese a la adopción de duras medidas preventivas y de represalia por parte del Gobierno de Israel. Una mujer de 70 años resultó herida grave al ser apuñalada en el estómago por un palestino que fue abatido por la Policía. Otro palestino resultó también abatido, horas antes, al intentar en vano apuñalar a un policía. Con estos dos últimos fallecidos son 34 los palestinos muertos en la ola de violencia, en la que han sido asesinados siete israelíes.

El Ejecutivo del conservador Benjamin Netanyahu adoptó ayer de madrugada, tras una larguísima reunión de su Consejo de Gobierno, una batería de medidas sin precedentes en un intento de detener una oleada ataques con arma blanca, y de atropellos, que dura ya dos semanas. Netanyahu cumplió su amenaza de permitir el cierre de los barrios palestinos considerados problemáticos, lo que equivale a encerrar en ellos a su población, que sólo podrá salir atravesando barreras en las que será sometida a severos controles.

El Gobierno israelí decidió igualmente demoler las casas de los terroristas y no permitir construir en esos solares. Las propiedades de quienes perpetren ataques serán confiscadas y se revocarán sus permisos de residencia. Según medios israelíes, cerca del 80 por ciento de los atacantes proceden del sector oriental de Jerusalén.

Netanyahu y su Ejecutivo han ordenado incrementar los presupuestos oficiales para reclutar unos 300 guardias destinados a proteger el transporte público en Jerusalén, tras los dos ataques registrados en autobuses el lunes y el martes. Además, han autorizado el refuerzo de los contingentes policiales con militares. El Ejército anunció que asignará seis compañías a estas misiones.

Para completar las medidas de disuasión, a partir de ahora no se entregarán a las familias los cadáveres de los atacantes abatidos, en un intento de evitar que los entierros se conviertan en manifestaciones que alienten a la violencia.

"Debemos hacer todo lo que esté a nuestro alcance para que el terrorista no reciba honores y ceremonias después de haber cometido un atentado", comentó el ministro de Seguridad Interna, Guilad Erdan, a propósito de algunos de los recientes funerales palestinos, en los que el atacante alcanza la condición de "shahid" (mártir) y es homenajeado.

En respuesta a las medidas de Netanyahu, el presidente palestino, Mahmud Abás, anunció que continuará la lucha contra las políticas israelíes en todos los territorios palestinos, en un discurso difundido por la televisión oficial. Abás acusó a Israel de intensificar sus acciones violentas y "ejecuciones sobre el terreno contra palestinos indefensos".

"La escalada israelí pretende encender las llamas de un conflicto religioso no sólo en la región, sino en todo el mundo", afirmó Abás, antes de recalcar: "No dejaremos que prospere ningún plan israelí relacionado con Jerusalén o con la mezquita de Al Aqsa". El acceso creciente de judíos ultraortodoxos a la Explanada de las Mezquitas ha sido uno de los detonantes de la ola de violencia, ya que los palestinos estiman que rompe el statu quo.