Dos personas, un soldado israelí y un ciudadano eritreo, murieron ayer en un atentado en la estación de autobuses de la ciudad de Beer Sheva, en el sur de Israel, en el que el atacante palestino fue abatido y resultaron heridas ocho personas.

El ataque fue en principio atribuido a dos agresores, pero el segundo era en realidad el refugiado eritreo, que fue tomado por un presunto atacante y abatido por la Policía. "El terrorista palestino llegó con una pistola, disparó a un soldado, le robó su arma y comenzó a disparar a otros cuando se encontró con la policía", resumió lo ocurrido el jefe policial del distrito sur, Yoram Halevy.

"Cuando llegamos aún se producían disparos y nos encontramos a un soldado muy grave (el primer fallecido), cuatro soldados (en realidad eran policías) heridos de bala en las extremidades, y un terrorista herido crítico (que luego murió)", dijo al Canal 1 de la televisión Yaniv Ishai, miembro de uno de los servicios de emergencia.

Testigos citados por medios locales relataron que el agresor abrió fuego con una pistola, tras lo que robó un arma al soldado, con la que siguió disparando, y apuñaló a varias personas.

Dentro del recinto había en ese momento numerosos soldados, civiles armados y agentes privados de seguridad, mientras la Policía irrumpía en el lugar en busca de los supuestos atacantes, lo que desencadenó una gran confusión en la que el eritreo fue confundido con uno de los atacantes.

La estación, en la que había cientos de personas en ese momento, fue evacuada inmediatamente por la Policía, mientras numerosos efectivos se desplegaron por toda la ciudad en busca de posibles cómplices.

Durante el incidente, decenas de israelíes se concentraron a las puertas de la estación para tratar de impedir la evacuación del atacante herido, en medio de gritos de venganza y "muerte a los árabes". El atacante, dijo Halevy, cruzó el control de seguridad de la estación con una pistola, un hecho que está siendo investigado.