El Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos, Zeid Ra'ad Al Hussein, criticó ayer la detención de inmigrantes y refugiados en Chequia y la calificó de degradante. "Según informes creíbles de diversas fuentes, las violaciones de los derechos humanos de los inmigrantes no son ni aisladas ni fruto del azar, sino sistemáticas", indicó en un comunicado.

El Comisionado deploró las medidas restrictivas implantadas por algunos países europeos contra los refugiados que intentan alcanzar naciones más prósperas del norte de Europa. Sin embargo, destacó que Chequia es la única que ha establecido una ley que somete a los inmigrantes y refugiados a una detención de entre 40 y 90 días en función de los casos. Respecto a los niños, recordó que la política de detención de los menores o de sus progenitores "va totalmente en contra del interés superior del niño".

Asimismo, Al Hussein criticó las condiciones de internamiento en Chequia, en especial en el centro de Bìlá-Jezová, a 80 kilómetros al norte de Praga. El máximo responsable de derechos humanos de la ONU recordó que incluso el ministro de Justicia, Robert Pelikán, describió las condiciones de ese centro como "peores que en una prisión".

En Madrid, un firme detractor de la llegada de refugiados a Europa, el derechista autoritario Víktor Orban, primer ministro húngaro, afirmó que la crisis actual "es un proceso descontrolado" que incluye a inmigrantes económicos, refugiados e incluso "combatientes extranjeros".

Orban instó a la UE a buscar una solución en los países de origen de los miles de personas que están emigrando hacia el continente porque "Europa no puede aceptar a todos los que quieran una vida mejor, sino ayudarles a volver a su vida con dignidad, devolviéndoles a su países de origen".

Entre tanto, Eslovenia, país de solo dos millones de habitantes, ha solicitado ayuda a la UE después de registrar el miércoles la llegada de 12.600 refugiados, cifra que eleva a 40.000 los llegados desde que el sábado Hungría selló su frontera con Croacia.