El presidente de la Comisión Europea (CE), Jean-Claude Juncker, dejó caer ayer que Bruselas puede ser más flexible, en lo que a cumplimiento de los objetivos de déficit se refiere, con aquellos países que se esfuercen en la acogida de los refugiados y que, a consecuencia de ello, disparen su gasto público.

Juncker dijo en el Pleno de la Eurocámara que "el Pacto de Estabilidad y Crecimiento queda en segundo término a la hora de responder a esta crisis", informa el diario "El País". Ese pacto establece un tope de déficit del 3 por ciento del PIB.

Juncker y el presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, alertaron de que la crisis de refugiados en Europa puede provocar cambios "tectónicos" en el panorama político y reconocieron que la UE no vive su mejor momento.

Ambos líderes pidieron a los países del bloque hacer más para dar cumplimiento a los compromisos que ya han adquirido para atajar la llegada de demandantes de asilo a territorio comunitario.

Juncker destacó que la minicumbre del pasado domingo, entre los países de la UE y de los Balcanes occidentales más afectados por la llegada de refugiados, permitió sentar a una misma mesa a estados que no se habían dirigido la palabra y hacerles entender la importancia de que compartan información.

El jefe del Ejecutivo comunitario dijo que pese a sus llamamientos casi no ha habido avances en el último mes, e insistió en que los países de la Unión deben incrementar sus contribuciones financieras para hacer frente a la crisis de refugiados, puesto que aún faltan 2.300 millones del total que habían prometido.

"Los Estados miembros aún se mueven lentamente cuando deberían estar corriendo", dijo. Y recordó que se han comprometido a reubicar a 160.000 personas en dos años.