La tragedia se repite y las víctimas empiezan a engrosar una contabilidad ya casi rutinaria. La Guardia Costera griega busca al menos a 40 personas que desaparecieron tras el naufragio de una embarcación en la zona marítima del norte de Lesbos, la isla griega más afectada por la llegada de barcazas procedentes de Turquía. En el mismo hundimiento perecieron siete ocupantes, cinco de ellos niños.

Los desaparecidos viajaban en una embarcación de madera con unos 300 refugiados a bordo, 242 de los cuales fueron rescatados. Los equipos de búsqueda no descartan que puedan ser más las personas que estén aún en el agua. Los fuertes vientos dificultan el trabajo de los guardacostas, a quienes se han unido voluntarios con barcos particulares para buscar a los supervivientes. Mientras, en tierra, organizaciones y particulares ayudan a los refugiados a su llegada.

En los últimos días han sido rescatadas 925 personas en 20 actuaciones en las zonas marítimas de Lesbos, Quíos, Samos y Kos, todas situadas a escasos kilómetros de la costa turca. Los intentos de alcanzar la costa griega se han saldado con 11 muertos, ocho de ellos menores.

Los puertos de las localidades de Molyvos y Petra, en Lesbos, se han convertido en improvisados campamentos sanitarios.

Un total de 4.908 refugiados y migrantes desembarcaror ayer de cuatro transbordadores en el puerto de El Pireo, en Atenas, procedentes de Mitilene, la capital de Lesbos.

En lo que va de año, los refugiados que han entrado en Grecia alcanzan la cifra récord de 502.500 personas, según la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR). La proximidad del invierno provoca un aumento del número de personas que viajan en las embarcaciones, circunstancia que eleva el riesgo de naufragios.

En su vertiente política, la crisis de los refugiados amenaza con arrumbar una de las principales directrices del Ejecutivo de Angela Merkel. El Gobierno de Alemania está considerando la posibilidad de abandonar su objetivo de lograr un presupuesto equilibrado como consecuencia de los costes derivados de la llegada de refugiados al país, según informa el diario local 'Handelsblatt'. Miembros de la coalición gubernamental con experiencia en materia presupuestaria apuntan a que el Ejecutivo podría invertir 10.000 millones de euros el año próximo para hacer frente a la crisis, una cifra muy superior a los 7.000 millones de euros previstos en un principio.

Alemania logró en un presupuesto equilibrado en 2014 por primera vez desde 1969, y la coalición había prometido equilibrar los presupuestos de 2015 con las previsiones hasta 2019.

El titular alemán de Finanzas, Wolfgang Schaeuble, manifestaba días atrás que "no diremos a un refugiado que se ahoga en el Mediterráneo que nos estamos quedando sin dinero". Y añadía que "tenemos los medios para hacer frente al desafío".

Todo un reto para la UE, como sostenía ayer en Atenas un compañero de Gobierno de Schaeuble, el ministro alemán de Exteriores, Frank-Walter Steinmeier, para quien "se trata de un desafío de ámbito europeo que debemos enfrentar de forma conjunta". Steinmeier anticipa ya que hace falta más dinero, al concretar que que se han conseguido recaudar 1.700 millones de dólares para el programa alimentario de la ONU, lo que no es suficiente y obligará a buscar "nuevos fondos" en 2016. Su homólogo griego, Nikos Kotziás, aportaba ayer una explicación económica a esta avalancha. Hay, según Kotziás, cerca de 300.000 refugiados que han abandonado los campamentos de Jordania y Líbano en dirección a Turquía para, posiblemente, continuar hacia territorio europeo. "Y lo hacen porque de los 150 dólares mensuales que percibían en distintas ayudas por familia ahora perciben tan solo 13 dólares. Es el empeoramiento de los servicios de la ONU en los campamentos de Líbano y Jordania lo que acentúa las llegadas de refugiados", sostuvo el ministro griego.