La dimisión en bloque de concejales del Ayuntamiento de Roma obligó ayer a abandonar el cargo a su polémico alcalde, Ignazio Marino, quien se dijo "apuñalado" por su partido, el Demócrata (PD, en el Gobierno), y por "un único patrón", en alusión al primer ministro, Matteo Renzi.

Marino, que lleva meses en el ojo del huracán, ha protagonizado en las últimas semanas un nuevo escándalo al haber presentado primero y retirado después su renuncia por un presunto caso de malversación por el uso indebido de tarjetas de crédito del Consistorio.