Tras un mes de violencia, israelíes y palestinos siguen inmersos en la peor escalada desde la guerra de Gaza de 2014, sin que por el momento los esfuerzos internacionales hayan conseguido frenar realmente la que algunos describen ya como "Intifada de Jerusalén".

Tres sucesos en el norte del territorio ocupado de Cisjordania y las ciudades israelíes de Rishón Letzión y Natania, fueron ayer el crudo recuerdo de que la calma sigue lejos, y de que el número de muertos y heridos crece día tras día.

Ya han muerto 73 palestinos, al menos la mitad atacantes o supuestos atacantes de israelíes, y el número de heridos supera los 2.240, de ellos unos 2.000 por heridas de balas y balas recauchutadas disparadas por el Ejército en las incesantes protestas que se han sucedido en Cisjordania, Jerusalén Este y Gaza, según datos del ministerio de Sanidad en Ramala. La tensión se concentra ahora en Hebrón, de donde eran 25 de los 73 muertos palestinos.

En el lado israelí, el balance de muertos asciende a diez personas, a los que se unen un emigrante eritreo y un atacante árabe-israelí. Los heridos superan los 140, según el servicio de emergencia Maguen David Adom (equivalente a la Cruz Roja).