Las autoridades turcas detuvieron ayer, en una operación desarrollada en 18 provincias, a más de cuarenta funcionarios, incluidos policías y altos cargos, por su supuesta relación con el movimiento islamista del predicador Fethulah Gülen, que Ankara califica de grupo terrorista. Además, se busca a otras 20 personas en la misma operación, desencadenada 36 horas después de que el partido del presidente turco, Recep Tayyip Erdogan (AKP), se hiciera con la mayoría absoluta en las elecciones legislativas del pasado domingo.

En total, se dictaron órdenes de detención contra 57 personas, incluido el propio predicador Gülen, residente en EE UU y líder del citado movimiento, al que el Gobierno acusa de intentar crear un "Estado paralelo".

Entre los detenidos y en búsqueda hay inspectores públicos, exjefes de policía, exgobernadores de provincias que actualmente trabajaban en el ministerio del Interior, acusados todos de "tener en su poder información y documentos militares secretos" y de "actuar fuera de los límites de su poder legal".

En varias operaciones similares, iniciadas a finales de 2013, centenares de policías y fiscales fueron detenidos y otros miles fueron destituidos de sus puestos, acusados de estar vinculados al movimiento de Gülen. Estas operaciones y juicios empezaron como respuesta a una investigación judicial por corrupción contra círculos cercanos a Erdogan, por entonces primer ministro, en las que fueron arrestadas varias personas, incluidos los hijos de tres exministros y destacados empresarios.

Entre tanto, la UE reiteró ayer que la situación de la prensa en Turquía constituye para Bruselas "una preocupación seria". Esta queja llega después de que la pasada semana fueran clausuradas dos emisoras de televisión y el lunes fuera cerrada el semanario "Nokta", crítico con Erdogan, por asegurar que los resultados de las elecciones del domingo colocan al país en el prólogo de una guerra civil.