Los dirigentes de los 28 países de la UE y una treintena de mandatarios de África iniciaron ayer en La Valeta (Malta) una cumbre de dos días para tratar de hacer frente de manera conjunta a la llegada de inmigrantes indocumentados por el Mediterráneo central, especialmente a través de Libia, que complica la crisis desencadenada en Europa por la llegada de cientos de miles de refugiados desde Turquía y a través de Grecia y los Balcanes.

La clave de la reunión, sobre la que ayer ya se había conseguido un acuerdo técnico, consiste en ofrecer a los países africanos un fondo de 1.800 millones de euros, con cargo al presupuesto comunitario, a cambio de que se comprometan a aplicar políticas efectivas de repatriación de inmigrantes indocumentados.

El fondo debería incrementarse con una cantidad similar aportada por los socios comunitarios. Un total de 25 países habían hecho hasta anoche ofrecimientos, en su mayoría de tres millones de euros, lo que apenas alcanza cien de los 1.800 euros requeridos.

Una declaración política y un plan de acción en cinco puntos deberían aprobarse hoy, jueves, antes de la clausura de la cumbre. Estos cinco puntos se relacionan directamente con las cinco áreas en las que se estructuran los debates de la cumbre: las causas de la migración, la migración legal, la prevención del tráfico de migrantes, el apoyo a los desplazados y el retorno de los que no tengan derecho a protección internacional.

Entre tanto, la oleada de refugiados que rompe sobre Europa continuó ayer generando reacciones individuales en los países miembros de la UE. Así Hungría aseguró que el sistema de Dublín de gestión de solicitudes de asilo está muerto y que, en consecuencia, no aceptará que otros países le devuelvan a refugiados que entraron en la UE a través de Hungría.

"Es físicamente imposible que si alguien parte de Siria hacia Europa, entre en la UE por territorio húngaro", dijo el ministro de Exteriores húngaro, Peter Szijarto, aludiendo a que los miles de refugiados que llegan a diario al continente por la ruta de los Balcanes tienen que pasar necesariamente primero por Grecia. Szijarto añadió que la presión migratoria se ha incrementado porque dirigentes alemanes han hecho "declaraciones irresponsable, interpretadas por los inmigrantes como una invitación".

Por su parte, el ministro de Interior de Suecia, Anders Ygeman, anunció que a partir de hoy, jueves, Estocolmo restaurará temporalmente los controles fronterizos ante la llegada masiva de refugiados. El primer ministro de la vecina Dinamarca, Lars Lokke Rasmussen, explicó que Copenhague endurecerá sus políticas migratorias, argumentando que no le ve un final a la actual crisis de los refugiados.