"Los asturianos se están volcando con nosotros, y eso, en estas circunstancias, nos ayuda a soportar lo que está pasando". Sabrina Clemente, directora de la Alianza Francesa de Oviedo, resume con esa frase las emociones que ha vivido la comunidad del país vecino afincada en Asturias. Clemente pasó la noche "con mucha tensión", atenta a las noticias y a las redes sociales. Ella organizó la primera de las concentraciones de repulsa que se suceden en la región contra los atentados ocurridos en París. Fue a las doce y media de la mañana, frente a la puerta de la Alianza Francesa de la capital, y a ella acudieron más de un centenar de personas. El consejero de Presidencia del Gobierno regional, Guillermo Martínez, y el alcalde de Oviedo, Wenceslao López, con buena parte de la Corporación municipal, entre ellos el portavoz del PP, el exalcalde Agustín Iglesias Caunedo, fueron algunos a mostrar su apoyo. También acudió la directora de la Fundación Princesa de Asturias, Teresa Sanjurjo, y el cronista oficial de Teverga, Celso Peiroux.

Sabine Lohez, violinista francesa de la Orquesta Sinfónica del Principado de Asturias (Ospa), aseguraba ayer estar en "estado de shock". Uno de sus amigos había conseguido librarse por los pelos del ataque en la sala Bataclán. "Estaba viendo el concierto y tuvo que escapar por la zona de los camerinos, como pudo", aseguró, "lo que nos dijo es que había mucha gente tirada por el suelo, mucha sangre. Estaba muy conmocionado". Otro de sus conocidos, además, estaba el estadio en el que se disputaba el partido entre Francia y Alemania. "Sintió las explosiones, pero de primeras no les dio mucha importancia. Estaba sentado cerca del palco y vio cómo desalojaban al presidente de la república, François Hollande, y empezó a preocuparse", señala. Logró abandonar el recinto sin problemas. "Quieren meternos miedo, pero no nos vamos a rendir", aseguró. Claire Willotte, que lleva cinco años en Asturias, vivió los atentados con la especial preocupación de tener a un primo en el estadio. "Tras las explosiones, salió del estadio y logró llegar al hotel", relata Willotte. "Hace tiempo que es común ver militares en las estaciones, te das cuenta de que hay peligro, pero esto no te lo esperas. Hay preocupación de que todo vaya a más".