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MARÍA GÓMEZ | Profesora de Estudios Árabes e Islámicos de la Universidad Autónoma de Madrid

"El Estado Islámico niega la pluralidad del Islam y la esencia misma de esa religión"

"Con medidas bélicas no se va a poner fin al EI ni a la nebulosa que lo rodea, porque es un fenómeno que no surge de la nada"

María Gómez García.

-¿Cómo ponerse en el pellejo y en la mente de los terroristas islámicos?

-Hay que partir de una base: todo esto no tiene nada que ver con la Religión en general, y con el Islam en particular. Hay mucha gente que cuando me escucha decir esto se echa las manos a la cabeza.

-Matan indiscriminadamente en nombre del Islam.

-El Islam es una religión que tiene 1.400 años de historia, y que se ha ido adaptando y moldeando a lo largo del tiempo. Al Estado Islámico (EI) le podríamos considerar como una excrecencia, nada más. El EI no es hijo del Islam, en todo caso lo es de eso que llamamos la posmodernidad, la globalización.

Luz Gómez García es profesora de Estudios Árabes e Islámicos en la Universidad Autónoma de Madrid. Gran experta en islamismo contemporáneo, es doctora en Filología Árabe y amplió estudios en universidades de Egipto y Estados Unidos.

-El terrorismo se adueña de la marca Islam.

-La utilización de referentes islámicos se hace al margen de la tradición. El Islam es algo muy plural, con diferencias muy notables en el mundo. El Islam en China tiene poco que ver con el de la India o Indonesia, y por supuesto con otros más cercanos geográficamente a nosotros. El Estado Islámico niega esa pluralidad y por tanto también niega la Historia y los marcadores culturales. Es antiislámico porque va en contra de la esencia de esa religión.

-El joven occidental, con su tableta bajo el brazo, que se va a matar y morir.

-No creo que pueda ser entendido como una cuestión ideológica. En todo caso es algo complejo. Yo creo que muchos de esos jóvenes responden a estímulos de resentimiento y agravio. En el caso francés parece claro porque Francia es un país lleno de guetos sin futuro y sin arraigo en una sociedad que proclama valores, pero no para todos. Y hay quien parte hacia una utopía. Y para muchos, la utopía se convierte en una frustración más.

-¿A los jóvenes se les convence mejor?

-El EI emplea como táctica una simplificación absoluta de los elementos doctrinales. Y lo hace muy habilmente desde mi punto de vista. Se toma el Corán, se extractan frases sin contexto, se evita la reflexión y el debate... Así funciona esto. Es una estrategia que para cierto tipo de jóvenes puede resultar atractiva.

-¿El EI es una bomba... también para los musulmanes?

-Es que yo creo que los musulmanes son los principales perjudicados. Sobre todo los musulmanes que viven y trabajan en Europa porque asistimos a un proceso progresivo de estigmatización que, por fortuna, en España aún se controla. Cuando el 11-M se preveía en nuestro país una explosión de islamofobia y sin embargo primó el sentido común. Estuvimos a la altura, quizá porque teníamos larga experiencia con el terrorismo.

-Hay miedo, y el miedo genera recelos. Muy humano.

-Y determinados discursos lo alimentan. Ahora se habla del peligro de los refugiados, del cierre de fronteras... Son mensajes con tintes xenófobos y potencialmente explosivos.

-¿Cómo prevé el final de todo esto?

-Supongo que mal. Con medidas bélicas no se pone fin al Estado Islámico ni la nebulosa que lo rodea. Occidente tiene que plantearse que el EI no ha surgido de la nada, no es generación espontánea.

-¿Y de dónde surge?

-Hay muchos factores. Uno de ellos es la contrainsurgencia que acaba con la primavera árabe. Lo que pudo haber sido una evolución democrática de los países árabes se cercenó para salvar a Arabia Saudita, cuyos recursos petrolíferos no se pueden poner en juego. Conviene mantener a tiranos que garanticen los recursos energéticos.

-¿Cuál es el papel de Arabia Saudita?

-Es la pieza fundamental del tablero, ya desde los años setenta. Es el país exportador de una ideología que nutrió a todos estos grupos terroristas y al final vale el refrán de cría cuervos y te sacarán los ojos. Arabia, el régimen menos plural de la zona, es una olla a presión que está a punto de estallar.

-¿De verdad cree que un régimen como ése corre el riesgo de venirse abajo?

-No sé si el recambio será aún más retrógrado pero hay sectores muy influyentes en ese país que buscan algo parecido a una transición. Mientras eso no surja -y quizá no va a tardar mucho en surgir- los problemas como el de Siria seguirá empantanado.

-¿El eterno problema de Oriente Medio influye? ¿En qué medida?

-Palestina es la gran espina de la historia contemporánea, y nos estamos olvidando de lo que sucede. Interesa que sea así. Desde Occidente hay una asombrosa ignorancia de las sociedades árabes.

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