Altos cargos laboristas podrían presentar su dimisión si su líder, Jeremy Corbyn, les obliga a acatar la disciplina de partido y votar en contra de la petición del primer ministro, el conservador David Cameron, de extender a Siria los ataques que la aviación británica ya lleva a cabo en el vecino Irak desde finales de 2014.

Un número indeterminado de miembros del "gobierno en la sombra" -el equipo de políticos laboristas que sirve de contraparte a los ministros de Cameron, cartera por cartera- advirtieron a Corbyn de que su rechazo a los bombardeos en Siria puede empujarles a tomar esta decisión, según la BBC.

Corbyn sorprendió el jueves por la noche a su grupo parlamentario al comunicarle por carta que no aceptará la estrategia presentada por Cameron horas antes en la Cámara de los Comunes, en contra de la opinión expresada por muchos diputados laboristas.

"No creo que la actual propuesta del primer ministro para bombardear Siria vaya a proteger nuestra seguridad y, por lo tanto, no puedo apoyarla", escribió Corbyn a sus diputados.

En la reunión de la cúpula laborista, formada por casi una treintena de diputados, apenas cuatro manifestaron abiertamente el respaldo al líder, según varios medios británicos.

Ante el patente desacuerdo interno, el líder laborista suspendió ayer una visita a la circunscripción de Oldham West & Royton, en el noroeste de Inglaterra, y se quedó en Londres para fortalecer su posición.

Corbyn, que es contrario a cualquier intervención militar británica en Oriente Medio, fue uno de los principales detractores de la invasión de Irak de 2003, lo que le llevó a participar en numerosas manifestaciones en contra del conflicto.

Cameron volvió a pedir ayer a los diputados laboristas que respalden su propuesta de ampliar los bombardeos, consciente de que una derrota en la votación beneficiaría al Estado Islámico (EI). De hecho, el jueves adelantó que a menos que esté en condiciones de ganarla, no la pedirá.