El presidente de EE UU, Barack Obama, lanzó ayer un mensaje muy directo a su homólogo turco, Recep Tayyip Erdogan, con el que se entrevistó en los márgenes de la conferencia climática de París: el enemigo común son los yihadistas del Estado Islámico (EI), por lo que la tensión entre Turquía y Rusia debe disminuir. Las relaciones entre Moscú y Ankara entraron en barrena el pasado martes, con el derribo de un avión ruso por Turquía, que, todavía ayer, fue respondido por el Kremlin con sanciones comerciales.

No obstante, Obama puso por encima de todo el interés por mantener alta la reciente buena relación con el aliado turco y por ello apoyó su derecho a defender su espacio aéreo y su territorio. Turquía -que es miembro de la OTAN, pero ha estado distanciado durante años de Washington- sostiene que el caza ruso había invadido su espacio aéreo, mientras que el presidente ruso, Vladimir Putin, acusó el lunes a Ankara de haberlo derribado en represalia por los bombardeos rusos sobre las columnas de camiones que transportan a Turquía el petróleo que el EI obtiene de los pozos sirios, que controla en su inmensa mayoría. Putin, que coincidió con Erdogan en París, se negó a entrevistarse con él.

"Quiero estar seguro de que nos centramos en esa amenaza y quiero cerciorarme de que seguimos centrados en la necesidad de llegar a algún tipo de solución política en Siria", recalcó el presidente de EE UU. Obama indicó que ha discutido con su homólogo cómo pueden "trabajar juntos para rebajar las tensiones y encontrar una vía diplomática para resolver el problema" que enfrenta a Turquía y Rusia.

También mantuvo que quiere acelerar los contactos estadounidenses con Turquía en materia militar, no sólo para garantizar la seguridad del país, sino también para lograr una rebaja de la intensidad de la guerra en Siria, de modo que se pueda centrar la atención en "asegurar que el EI no es una amenaza para todos nosotros".

Por su parte, Erdogan abogó por encontrar soluciones diplomáticas a la situación y afirmó que no desea alimentar tensiones, sino evitarlas. Erdogan repitió la promesa que ya hiciera el lunes tras las acusaciones de Putin y aseguró que dimitirá si estas se demuestran.

Sobre el enfrentamiento ruso-turco se pronunció ayer el presidente sirio, Bachar al Assad, quien sostuvo que la intervención militar rusa en su país, iniciada el pasado 30 de septiembre, ha dado un giro a la guerra civil en favor de las tropas gubernamentales. Para Assad, el derribo del avión ruso muestra "cómo (Erdogan) perdió los nervios, sólo porque la intervención rusa ha cambiado el equilibrio sobre el terreno".